Ayer se presentaba en sociedad Legado Digital. En palabras de su fundador Javier Merino…
A lo largo de la Historia hemos llegado a tener conocimiento, gracias a la Arqueología, de aspectos relevantes de civilizaciones tan apasionantes como el Antiguo Egipto, China, Roma, Grecia o Mesopotamia, por citar algunas muy conocidas y estudiadas. Conocemos detalles de lo que ocurrió miles de años antes con faraones, reyes, emperadores, sacerdotes o nobles pero no es tan abundante conocer detalles acerca de los pueblos, de la vida de las personas, de sus oficios, de sus vivencias, de sus sueños, de sus sufrimientos… y sin embargo ellos fueron lo que hicieron posible que todo ocurriese. Kudurrus, estelas, papiros, obeliscos, ostracas, y todo tipo de inscripciones nos han permitido conocer su obra y conforman su legado. Sin embargo, hoy en día gracias a la tecnología todo eso ha cambiado porque la vida se ha democratizado de tal manera podemos utilizar el cloud computing para algo más que compartir archivos y trabajarlos colaborativamente. Gracias a internet y los servicios en la nube podemos, y debemos, asumir el protagonismo que nos corresponde en nuestra civilización, en la Historia en definitiva, porque nosotros somos los que la estamos fabricando.
Yo tuve la suerte de ser invitado a inaugurar, a modo de padrino, su blog…
Cuando escribes sobre Historia, sólo tienes dos caminos: inventártela, si buscas adaptarla a tu gusto, o escudriñar las fuentes sin juzgar ni interpretar los hechos. El problema de las fuentes es que en demasiadas ocasiones son escasas o dudosas, pero este contratiempo no debe ser un muro infranqueable para buscar en nuestro pasado.
Heinrich Schliemann, con la única referencia que hace Homero, decidió buscar Troya… y gracias a su cabezonería la encontró; otros, con la única referencia que hace Platón, siguen buscando la Atlántida… pero no la han encontrado. Así que, siendo la base de cualquier estudio o referencia histórica, las fuentes son la solución y, a la vez, el problema. Y sólo hablamos de fuentes de los hechos relevantes merecedores de aparecer en una tablilla de barro, un papiro, epitafio… o en cualquier otro medio que ha llegado hasta nuestros días, pero qué decir de la historia del día a día de gentes, como nosotros, que no fueron dignas de aparecer en ningún legado. Pero no hace falta remontarse siglos atrás, es suficiente remontarse cuatro generaciones en cada una de nuestra familias para descubrir que la historia personal se ha perdido o, en el mejor de los casos, cuesta mucho tiempo y dinero poder recuperarla.
Ahora, para que esto no vuelva a ocurrir y las generaciones futuras tenga la oportunidad de conocer tu historia, nace Legado Digital… para que la arqueología del futuro sea digital.
Mucha suerte en este nuevo y acertado proyecto.
[…] Ha nacido Legado Digital […]
Me siguen quedando dudas….
¿Quien comprueba la fiabilidad de las fuentes? ¿Y como la demuestras despues de unos cientos de años?
Miedo me da que alguien encuentre las ruinas de una hemeroteca dentro de 500 años y analicen la misma noticia en La Razón y Publico….
Hola Kikas,
La historia personal de cada uno es lo que importa en este proyecto, y por ello las fuentes son tan válidas como un texto en un papiro, algo que damos por cierto ¿verdad? 🙂
Lo último que comentas es un problema de interpretación, cuestión que nadie puede pretender solucionar, hoy en día tenemos historiadores de múltiples tendencias y eso lo seguirá habiendo.
Muchas gracias por tu aportación!
Ese es mi problema, que a los papiros les doy una fiabilidad más bien relativa…pero es lo que hay…
Información Bitacoras.com…
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Me parece una idea y un proyecto maravilloso!!! Adelante con él!!! Unamuno y muchos otros de la generación del 98, hablaban tras otra época de «crisis» de la «intrahistoria» en ese mismo sentido. La Historia la construyen «las gentes» está claro y sólo lo que la comunidad a través de la opinión pública acaba dando relevancia a unas u otras tendencias dependiendo de factores socioculturales y económicos (por desgracia muchas veces nos quedamos sólo con lo que emite Telecinco, con todos mis respetos, por poner un caso). Somos mucho más que números, muy pocas veces se le da la connotación de «humanos» a los seres «humanos» esta es una oportunidad para hacerlo, reconocerlo y otorgar el lugar que le corresponde y se merece. Sobre «las fuentes» metodológicamente son fundamentales para realizar cualquier tipo de investigación histórica sea al nivel que sea (científico, aficionado, o simplemente a modo de curiosidad) seamos conscientes de ellas o no, ahí están. Aprovechemos los estudios y lo que se ha trabajado sobre ellas para aprender y mejorar. Cada cosa debe tener su espacio y ser conscientes del papel que cada uno ocupa y que es tan necesario el académico con sus estudios, como el aficionado que busca satisfacer una curiosidad, como cualquier ciudadano que busca información sobre su árbol genealógico (por poner un ejemplo). Todos pueden y deben convivir armónicamente. Todos tenemos «opiniones» y son igual de válidas. Una cosa es la «creencia», otra la «opinión» y otra es la contrastación científica. Nadie debe desprestigiar a nadie. El rigor y la credibilidad son importantes y la divulgación de lo científico debería tener más apoyos institucionales que no los programas de misterios de «lo insondable». Llevándolo a una frase de la película «Amanece que no es poco» sería algo así como «Todos somos contingentes pero la Historia es necesaria». Y en este proyecto la Historia «Eres tú». Enhorabuena a los organizadores del proyecto y adelante!! En cuanto a la referencias a Heinrich Schliemann y las más de 12 «Troyas» que aparecieron donde el germano indicaba… ¿Cuál de ellas es la «Troya» de Homero? ¿Realmente a día de hoy se puede hablar de que se ha encontrado e identificado la «Troya» de Homero? Quiero apuntar que en arqueología lo más importante no es encontrar lo que «buscas». Es decir si interpretas lo que va apareciendo en base a algo preconcebido (No digamos literatura, versiones de los vencedores para constatar sus hazañas, etcétera, etcétera) acabarás «viendo» (interpretando, adscribiendo, creando explicaciones sobre cosas que no son y meterás con calzador otras para que te cuadren). La Antigua Grecia es un claro ejemplo de ello. Casi todos los edificios de la ciudad de Delfos… la máscara de Agamenón… Lo mismo podríamos decir sobre Platón (a quien lo que menos le importaba en sus escritos era la ciudad que ponía de referencia sino el modelo de «ciudadano» que pretendía dar a conocer) ¿Cuantos se han leído el Criteas y el Timeo (lo que nos ha llegado de ellos) mirando a la Atlántida como una civilización que sucumbió por que sus «ciudadanos» no llevaron a cabo modelos morales «adecuados» según Platón? Sin embargo ¿Cuántos millones se han dedicado a encontrar la Atlántida? ¿Cuántos millones se han dedicado a lo «humano» del ser «humano»?
Gracias por tu comentario Chema, ahora «solo» hace falta que las personas «queramos» ser protagonistas de la historia y creemos nuestro legado, de lo contrario el proyecto desaparecerá. Hoy he publicado una entrada en el blog sobre la inscripción de Behistún y ahí se aprecia perfectamente la diferencia. Darío no mantuvo una actitud pasiva sino que él dio orden de que se grabara lo ocurrido para que se supiera en el futuro. Tomó una decisión.
Un saludo!
vamos a mirarlo con calma