En plena negociación por la salida del Reino Unido de la Unión Europea, comúnmente conocido como Brexit (acrónimo de Britain y Exit, «Gran Bretaña» y «Salida»), y las posibles consecuencias de este nuevo panorama político y, sobre todo, económico, descubrimos -otra vez- que nada nuevo bajo el sol… en el siglo III Britania, el nombre que daban los romanos a la provincia que ocupaba el centro y sur de la actual isla de Gran Bretaña, ya se separó/independizó del Imperio romano (salvando las distancias, la Unión Europea de la época).

El responsable de este Brexit a la romana -a las bravas, sin referéndum- fue Marco Aurelio Carausio, un humilde y fornido meapio (pueblo germano que habitaban en el territorio comprendido entre los ríos Sena y el Rin). A pesar de jugar un papel decisivo en la expansión por el Mediterráneo, la flota romana nunca tuvo el prestigio de las legiones romanas, pero fue determinante en esta historia. Carausio destacó en la campaña del emperador Maximiano contra los rebeldes bagaudas en la Galia en 286. Este éxito, y su antigua ocupación de marinero, lo llevó a su nombramiento como comandante de la Classis Britannica, la flota romana de Britania. El Senado le encargó a Carausio patrullar las aguas del norte de Europa para acabar con los piratas que atacaban las poblaciones costeras de ambos lados del Canal de la Mancha. Si el éxito de la misión dependía del número de embarcaciones piratas capturadas, está claro que Carausio cumplió sobradamente. Pero si nos fijamos en los métodos utilizados… eso es harina de otro costal. Parece ser que Carausio en muchas ocasiones permitía que los piratas saqueasen los pueblos y luego capturaba sus naves (lo que satisfacía a Roma) y se quedaba con el botín (lo que le satisfacía a él personalmente), e incluso que hacia tratos con los piratas para repartirse el botín. Desde Roma se reclamó su presencia para dar explicaciones de aquellos, más que supuestos, rumores. Sabiendo lo que le esperaba, dio un golpe de timón y, con el apoyo de la Classis Britannica, los piratas de la zona, tres legiones de Britania y otra de la Galia, declaró la independencia de Britania y el norte de la Galia y se proclamó Emperador de Britania.

Moneda Carausio

Y por aquello de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, se ganó el apoyo de los pictos y de otros pueblos sometidos al poder de Roma. En 288 Maximiano intentó recuperar la otrora provincia romana, pero Carausio y los suyos consiguieron derrotarlo. Carausio, tratando de legitimar aquel Brexit unilateral, acuñó su propia moneda (Restitutor Britanniae, Restaurador de Britania) y, creyéndose en igualdad de condiciones de emperador a emperador, trató de establecer relaciones diplomáticas con el Imperio reconociendo al emperador de Roma. El control marítimo y de las costas a ambos lados del Canal de la Mancha, los acuerdos con los britanos y el jaleo que había montando en Roma -4 personas al frente del Imperio: dos Augustos (Diocleciano y Maximiano) y dos Césares (Galerio y Constancio)-, permitieron a Carausio jugar a ser emperador durante 7 años.

Esta situación se prolongó hasta 293, cuando Constancio Cloro, ahora César de Occidente, marchó sobre la Galia y derrotó a las tropas de Carausio. Sólo quedaba la isla, pero para ello se debía construir una flota que pudiese hacer frente a la de los britanos. Y aunque el asalto a la isla no se produciría hasta tres años más tarde, Carausio moriría ese mismo año asesinado por uno de los suyos, Alecto. Ya sabéis, estrategias de Roma.

Sin embargo, se había establecido un precedente crucial: que Britania/Gran Bretaña podría ser un reino autónomo sometido únicamente a la autoridad local… algo que ahora quieren recuperar y que ya Marco Aurelio Carausio consiguió en el siglo III.