Las Cecas (sikka, voz árabe que significa troquel) eran las Casas de la Moneda de los distintos reinos de Taifas (reinos musulmanes que surgieron tras la abolición del Califato en 1031 y posteriormente con el hundimiento de los imperios almorávide y alhomade). Cada uno los reyezuelos de Taifas acuñaba su propia moneda como señal de poder e independencia. Ahora, tras la crisis y la reestructuración del sistema financiero español, parece que se ha puesto «cierto orden», pero hasta hace dos días nuestras “queridas y entrañables” Cajas de Ahorros llevaban camino de convertirse en las Cecas de las distintas Autonomí­as.

ceca

Para conocer el origen de las Cajas de Ahorros hay que remontarse a los antiguos Montes de Piedad del siglo XVIII. Las primeras Cajas de Ahorros de España se fundaron hace casi doscientos años, en el marco de una sociedad muy castigada por la guerra de la independencia, con el fin de luchar contra la usura que sufrí­an los pequeños agricultores en los meses de mala cosecha. Fueron creadas en algunas ocasiones por miembros de organizaciones católicas. Su principal objetivo era adecuar el ahorro popular hacia la inversión y realizar una labor social en sus respectivos ámbitos territoriales.

Pero si nos remontamos todaví­a más en su origen llegaremos hasta los Montes de Piedad. Estos surgieron en la Italia del siglo XV, a iniciativa de los franciscanos, quienes otorgaban préstamos prendarios sin interés para satisfacer necesidades más elementales. Inicialmente, tanto las cantidades prestadas como los gastos de administración provenían de las limosnas y donativos que los monjes lograban de algunas personas pudientes. No obstante, estos recursos pronto se manifestaron insuficientes y se hizo necesario cobrar intereses, hecho que supuso crí­ticas dentro de la Iglesia Católica. Estas crí­ticas no serí­an atemperadas hasta que en el Concilio de Letrán en 1515 se admitió la posibilidad de establecer un interés moderado por los préstamos prendarios.

El Concilio de Trento (1545-1563) proclamó el carácter benéfico de los Montes de Piedad. Ya en las Cajas de Ahorros, lo del carácter benéfico de sus inicios se relajó y evolucionó hasta la expresión “entidades sin ánimo de lucro“. También añadieron un departamento (o sección) llamado ”Obra Social” o similar (políticamente muy correcta), todo ello para enmascarar un lobo con piel de cordero. Para rematar la faena, pasaron a ser controladas por los Gobiernos Autonómicos que las utilizan en su propio interés y el de sus afines. Y casualidades de la vida, las Cajas de Ahorros se asociaron y crearon la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), igual que aquellas Casas de la Moneda de los reinos de Taifas.

Seguro que se os ocurre más de un reyezuelo de alguna Taifa -perdón, quería decir presidente de alguna Autonomía- que vendería su alma al diablo por tener su propia Ceca y poder acuñar moneda con su careto.