Que ha habido prostitutas, meretrices o mujeres de vida disoluta a lo largo de la historia de la humanidad, es algo innegable. Así lo afirma el dicho de ser la prostitución el oficio más viejo del mundo.
Podemos saber qué se cobraba en la antigua Roma por estos servicios, cuánto pagaba un “clásico” cuando se iba de putas, porque no nos equivoquemos ni tampoco nos engañemos: los constructores de los templos marmóreos, los escritores de las grandes joyas de la Literatura, también necesitaban “distraerse” de vez en cuando y buscar otras aficiones.
Antes de continuar, prácticamente todas las noticias y grafitos referidos en este artículo pertenecen a las inscripciones parietales de Pompeya, catalogadas en el volumen IV del Corpus Inscriptionum Latinarum, en adelante CIL. En caso contrario, se especificarán las fuentes. Aun después de haber notificado esta advertencia, es muy posible que en algunos comentarios se aludan a las referencias.
De todos modos, fechar este tipo de pintadas es complejo, pero en el caso de Pompeya es casi anecdótica su facilidad. Sabemos que esta próspera ciudad de la Campania desapareció el 24-25 de agosto del año 79 tras la erupción del Vesubio, por lo cual, ningún grafito es posterior a esta fecha, pero macabramente, en el año 62, exactamente el 5 de febrero, diecisiete años y medio antes de la total desaparición (para su conservación) hubo un gran terremoto que asoló la ciudad; por lo que casi todas las inscripciones son de entre el año 62 y el 79. Además, se han realizado análisis demostrando que por las condiciones climáticas de Pompeya y por razones químicas del entorno, los grafitos no perviven más allá de ocho o diez años en contacto con el aire. No obstante, encontraremos una inscripción bastante previa y la comentaremos.
Como casi siempre, la soldadesca tiene fama de folladora y jodedora. En el grafito de Pompeya catalogado en el CIL IV 2145 se puede leer: “Gayo Valerio Venusto, soldado de la primera cohorte pretoriana, centuria de Rufo, gran jodedor”. Un poco de miscelánea cultural… Pompeya tuvo una guarnición militar permanente desde época de Sila. El cognomen de este soldado es un apodo parlante: “El Hermoso”. No sabemos si las concubinas del burdel opinarían lo mismo, pero él dejo constancia del acto. Un soldado cobraba sueldo desde Mario, que lo fijo en tres ases diarios. Posteriormente, César dobla la soldada a seis ases al día. De momento el dato no parece relevante pero se comprobará que sí lo es.
Pero vayamos un poco más lejos y adentrémonos en materia, in media res como dirían nuestros objetos de estudio. Hay grandes referencias al oficio de la prostitución, y no solo en pintadas de las calles, sino en autores cultísimos como Gayo Valerio Catulo, tal vez antepasado del soldado follador. Hablando del insigne poeta veronés (en la misma ciudad que los amantes de Verona, Romeo y Julieta, ¿qué tendrá esa ciudad? Seguramente el poeta Shakespeare conocía a su predecesor y trato de ensalzarlo), en su poema 58 se habla de las aficiones nada decentes de la que fue su amada, su Lesbia, y así se puede leer que Lesbia “ahora, por las esquinas y las callejas se la pela a los nietos del magnánimo Remo”. En inscripciones hallamos en CIL IV 1948 el nombre de “Lucilia ganaba el pan a costa de su cuerpo” lo que nos indica claramente su profesión; en el pensamiento cristiano se gana uno el pan con el sudor de la frente, y en el mundo clásico había mujeres que se lo ganaban con su cuerpo, imaginamos que también con sudor.
Otro grafito, en este caso el recogido en CIL IV 4592 se lee: “Éutiche, griega. Dos ases. De complacientes maneras”. Como pasaba con el pretoriano, el nombre de la meretriz es también parlante: Eu– “Bueno, bien” y Tiche– “Suerte, azar”. Los nombres de las cortesanas suelen ser casi siempre orientales, principalmente griegos -no sólo iban a ir a Roma y alrededores profesores y sofistas-. El problema es saber a qué equivalen dos ases hoy en día. Parece ser que el As, la unidad monetaria romana que se dividía en doce onzas, no poseía mucho valor. Catulo, en su famoso poema 5 dice: Vivamus, mea Lesbia, atque amemus / rumoresque senum severiorum / omnes unius aestimemus assis , que traducido vendría a decir más o menos esto: “Vivamos, Lesbia mía, ¡amémonos! Y démosles el valor de un as a los rumores de los ancianos”. Por tanto, Éutiche será de complacientes maneras, pero bastante barata, lo que nos indica su baja “calidad” o el nivel de su clientela.
Vamos a buscar algo un poco más caro, un poco más de precio, con la esperanza de ver si nos ofrecen algo mejor que “complacientes maneras”.
Tal vez este grafito nos informe de algo más: “El día 21 de noviembre Epafra, Agudo y Aucto trajeron aquí a Tiché. El precio fue cinco ases por cabeza. Esto ocurrió en tiempos de los cónsules Marco Mesala y Lucio Léntulo” (y junto a la primera línea se lee) 15 ases (CIL 2450). La primera pregunta que surge es “¿En tu casa o en la mía?” En este caso se la llevaron por ahí, y es casi preferible, pues si te metes en una posada puedes tener sorpresitas como esta declaración confesa: “Me he meado en la cama. Lo confieso, he cometido un pecado, pero si me preguntas, hospedero, la razón, te diré: no tenía orinal” (4957). El frío de noviembre despierta los apetitos. Aparte de indicarnos que sabían sumar o multiplicar, pues tres personas por cinco ases cada uno hacen un total de quince ases, volvemos a ver que el nombre de la muchacha es griego. Por cierto, que Marco Mesala y Lucio Léntulo fueron cónsules en el año 3 antes de la Era; todo un éxito de permanencia este grafito. Esta Tiqué ya cobra a cinco ases y seguramente esta inscripción es previa a la anterior, por lo que debemos entender que se lo pasarían un poco bien, al menos mejor que los que fueran con Éutique. Aun así, cinco ases era poco dinero y se deduce que era también una prostituta de baja calidad.
Optata, esclava de buena crianza, dos ases ¿Optata, la Deseada? Pues por sólo dos ases…. no me convence. Seguiré buscando (5105)
Atenais y Sabina lo hacen por dos ases de bronce y Pítane por tres de bronce también, mientras saluda a sus parroquianos (CIL 462 y 4439)
Hay una de seis ases, llamada Parte, muchacha nada desagradable, pero ya que vamos a fornicar, gastémonos los dineros con seguridad (CIL 4398)
Parece ser que vamos por buen camino, me dicen que: “Logas, esclava nacida en casa, 8 ases” (5203 del CIL). ¿Qué diferencia había entre una esclava nacida en casa o nacida fuera? Pues muy simple, bajo el término Verna se califica la esclava nacida en casa de su dueño y natural del país con todas las connotaciones que eso implica, por oposición a las compradas (y resabiadas) o traídas directamente de fuera (y todavía no educadas).
¿Pero qué queremos? ¿Echar un polvo, una fellatio…? Pues resulta que “Lais chupa por dos ases” (CIL IV 1969) y si quieres un jovencito, pues pagas lo mismo: “Menandro, de complacientes maneras. Dos ases de bronce” (4690), también está, un poco más caro “Constante Prisco. Dos ases y medio” pero por medio as no vamos a discutir. (CIL IV 4690)
¿Es que no hay putas de calidad en Pompeya? Uff, llevo todo el día buscando y nada, me sentaré aquí a descansar… Ah, pues sí que las hay, mira. Aquí justamente sobre el asiento en que me he parado a descansar, cerquita a una de las puertas de la ciudad, que no recuerdo su nombre ahora, lo pone bien clarito (CIL 1751): “Si alguien se sienta a descansar aquí, lea enseguida este anuncio: el que quiera joder busque a Ática. Es de 16 ases” ¿Joder? ¿Ática? Sólo puedo exclamar una cosa: ¡EUREKA! No, si ya me lo había dicho mi amigo Antonius, que él tenía un conocido que le contó que: “Harpocras jodió aquí estupendamente con Drauca por un denario” ¿Y qué es un denario sino 16 ases? Pues por el mismo precio puedo elegir entre Drauca o Ática.
Y luego está el gusto por los “complementos”, pues hay quien asegura que: “Un coño peludo se jode mejor que uno depilado. / Aquel retiene mejor los vahos y tira, al mismo tiempo, de la verga” (En verso septenario. CIL IV 1830)
Por último una anécdota, si te dan por culo, cállate la boca: “Quincio jodió aquí a unos invertidos y lo vio quien tuvo que aguantarlo”
Por cierto, aquel que piense que ese lema tan infantil de “Tonto el que lo lea” es una invención de nuestro siglo, está veinte siglos equivocado. Ya hubo un pompeyano que hizo algo así: “Popidio Segundo escribe: El lector es un bujarrón, pero no lo es, en absoluto, el que escribe” (8617). Al menos me queda la esperanza de haber sido yo (Rubén Ríos Longares) el que lo ha escrito y vosotros quienes lo habéis leído.
Información Bitacoras.com
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¡Qué maravilla de artículo! Es magnífico recordar de qué palabra en latín procede la actual. Hay que sacar a «mamá» y ponerla de de vuelta a las aulas, tal vez pasando del antiguo método a algo parecido a esto ¿qué «aborrescente» no prestaría atención a «cunnus» ? )
Aparte de lo dicho, el de «señoritas que fuman» no es el oficio más antiguo:
‘Oficio noble y bizarro
Entre todos el primero.
Dios fue el primer alfarero
Y el hombre el primer cacharro’.
EXCMO. D. PEDRO MERCEDES, ALFARERO.
http://www.pedromercedes.com
Un hombre que elevó la alfarería a Arte, ser humano excepcional.
Toda una proeza en aquellos tiempos ir de picos pardos o ejercer el oficio, siempre de riesgo. Podías pillar de todo, aparte de la pestilencia genital dado que no se había inventado nada que acabara con la actividad natural de las bacterias, tan amigas de las zonas corporales húmedas y cálidas. Por eso, una felación solía ser un servicio de los más caros. No me extraña.
Un saludo.
Creo, Cayetano, que había que ser más valiente para hacer un «cunni», no quiero ni pensarlo. Ahora, las mujeres que somos fieles a la revisión ginecológica, nos llevamos de regalo una buena filípica por el exceso de limpieza. Increíble pero cierto.
Pluto el que lo lea
[…] A Day in Pompeii es una espectacular animación en 3D en la que, a través de un plano fijo, se recrea el paso de las horas del último día de Pompeya. […]
jajajajaj
hay que conseguir de calidad para quedar satisfechos