En esta ocasión trataremos los motivos por los que Augusto decidió crear un nuevo foro. El ideario político y de propaganda para elevar su papel dentro de la historia de Roma, utilizando para este fin el lenguaje escultórico simbólico. El historiador romano Suetonio nos ilustra una vez más con su obra inmortal Vidas de los doce césares, comentándonos sobre la realización del Foro de Augusto: “Construyó el foro por exigencia creciente del número de litigantes y negocios, ya que resultaban insuficientes los dos primeros”. El brutal crecimiento de la burocracia romana, parejo a la vasta extensión de territorios conquistados desde la época de Julio César, demandaba nuevos espacios públicos. Pero la arquitectura y la decoración utilizadas para su realización dan fe de que ese no era el motivo principal para la creación de un nuevo foro. Su propia grandeza era lo que buscaba Augusto con esta magna obra realizada con el más exquisito mármol de Carrara.

Planta Foro de Augusto

Planta Foro de Augusto

Para su realización, lo financió con el dinero conseguido en botines de guerra, como ya hiciese Julio César para su propio foro. Al mismo tiempo nos comenta Suetonio que el templo realizado en el foro, dedicado a Marte Ultore, (vengador), se debe a un voto realizado antes de la batalla de Filippi en la que derrotó en 42 a.C. junto a Marco Antonio a los asesinos de su tío abuelo y padre adoptivo Julio César, obteniendo por tanto su venganza sobre Cassio y Bruto. Aunque como veremos más tarde, este no fue el único motivo por el cual Augusto lo construyó. Una vez Augusto hubo derrotado a su antiguo aliado Marco Antonio y a su esposa Cleopatra en la batalla naval de Actium, en 31 a. C., se hizo con todo el poder de la República, como lo hiciese Julio César 17 años antes tras derrotar a Pompeyo. Este es un momento clave, y Octavio Augusto supo actuar sabiamente mientras Julio César no tanto. César se autoproclamó dictador vitalicio, y sus enemigos lo asesinaron por el miedo a que se proclamara rey, ¡con lo que los romanos odiaban la monarquía!

Augusto, en cambio, supo gobernar de manera personalista la República, sobrevivió a ello y acabó creando una nueva monarquía. Para ello, Augusto siempre actuó sin crear sospechas de tiranía en el pueblo y en el Senado. Creó un gran aparato político y propagandístico demostrando que, sin duda, fue el político más inteligente de la historia de Roma. Aquí es donde el Foro tiene su razón de ser, al igual que el Ara Pacis, la Eneida de Virgilio o la Historia de Roma de Tito Livio. Todas estas obras literarias y arquitectónicas le sirvieron a Augusto para mostrar su respeto por la República, sus instituciones, su moral, sus leyes y tradiciones, al mismo tiempo que coloca a su familia, la gens Julia, como descendientes de los dioses y a sí mismo como el personaje culminante de la historia romana tras un siglo de guerras civiles e inestabilidad política permanente. Él trajo paz y prosperidad al pueblo devolviendo a Roma su gloria perdida, por lo que de este modo refrenda que es el único y legítimo gobernante, como un nuevo Rómulo; el pater patrie o padre de la patria.

Augusto

Su estrategia política de exaltación personal, queda patente en el programa iconográfico escultórico desarrollado en los diversos elementos del foro. El templo de Marte Ultore concentra los aspectos de la guerra y triunfo romanos. Aquí se reunía el Senado para decidir sobre las declaraciones de guerra, proclamaba los triunfos y se firmaba la paz. Se recibía también a los príncipes extranjeros que venían a Roma para su sometimiento o para crear alianzas. Sobre el altar del templo celebraban sacrificios los gobernadores antes de ir a las provincias.

En el interior del templo se encontraban tres divinidades. Marte como guerrero, revestido de armas y coraza, como vengador de la muerte de Julio César. Venus Genitrix, como madre de Eneas y éste padre de Ascanio, fundador de Alba Longa y de la Gens Julia según la tradición, enaltecida por Julio César y ahora por Augusto. También representa la paz, ya que fue ella quien desarmó a Marte. Finalmente aparecía la figura de Julio César divinizado, una deificación de la que se encargó el propio Augusto para dar mayor legitimidad y respeto a su casa. La acción de divinizar a un humano era extraña a los romanos de entonces pero muy común en las provincias orientales de antiguas tradiciones. Se trata de una de tantas cosas de las que Augusto cambió en la historia y cultura romana.

En el frontón del pórtico de entrada al templo, a la manera de los templos griegos, encontramos las esculturas de jerarquía más importantes de todo el foro. En el centro de la composición, el puesto más destacado, para Marte una vez más, ya que el templo está dedicado a él. A un lado aparece de nuevo Venus y Rómulo. Éste último representa las virtudes romanas tradicionales. Es el fundador de Roma y descendiente de Ascanio y sus sucesores en el reino de Alba Longa, siendo Augusto, por tanto, descendiente de Rómulo. Por último, la representación simbólica de la colina del Palatino, una de las siete colinas de Roma y lugar de residencia de Augusto y los futuros emperadores.

Al otro lado de Marte encontramos a dos diosas alegóricas: Fortuna portando la cornucopia o cuerno de la abundancia y la diosa Roma, como personificación de la ciudad. Para finalizar se encontraría la representación deificada del río Tíber, el río que atraviesa Roma.

En las exedras y galerías porticadas encontramos estatuas de mármol y bronce sobredorado dentro de nichos, con una inscripción en cada una de ellas con una breve referencia a cada personaje (elogium). En las dos galerías y en la exedra sureste se situaban estatuas que representan a los Summi Viri o grandes personajes de la historia y leyenda de Roma, sobre todo generales victoriosos, ya que nos encontramos en un conjunto dedicado a la guerra. Augusto colocó en el centro de la exedra, el lugar preminente, a Rómulo portando los trofeos de guerra conquistados (spolia opima).

Reconstrucción de una de las exedras

Reconstrucción de una de las exedras

En la exedra noroeste, en el centro está Eneas, el héroe troyano hijo de Venus que abandonó Troya en llamas con su familia: su padre Anquises y su hijo Ascanio. La figura de Eneas solía asociarse la virtud de la pietas: piedad filial, religiosa y patriótica. A un lado de Eneas se sitúan estatuas representando a los antiguos reyes de Alba Longa, reino fundado en los montes Albanos, en las afueras de Roma, y considerado como reino antecesor de Roma. Y finalmente, al otro lado vemos a los más destacados miembros de la Gens Julia. Augusto se muestra a sí mismo y a su estirpe como los dignos herederos directos de los dioses y de los héroes fundacionales de la ciudad, legitimando su posición de poder.

El último elemento a mencionar es el grupo escultórico situado en mitad de la plaza del foro. Nos muestra a Augusto en una cuadriga triunfal, como las que utilizaban los generales victoriosos en los desfiles tras una victoria militar. Aparece la inscripción Pater Patriae o padre de la patria, distinción que le fue concedida por el Senado.

Reconstrucción de la plaza del Foro de Augusto

Reconstrucción de la plaza del Foro de Augusto

El Foro de Augusto se terminó el 2 a.C., 40 años después de su inicio. Tiempo suficiente para el afianzamiento en el poder de Augusto. Para su inauguración se realizaron unos juegos en honor al dios Marte, los Ludi Martiales, y una naumaquia representando la batalla naval de Actium, en la que las tropas de Augusto y su general Marco Agrippa derrotaron a Marco Antonio y Cleopatra.

Debió ser un gran espectáculo pasearse por aquellos espacios en su pleno explendor. El foro fue realizado con el fin de dejar extasiada a la población. Nunca se había visto nada igual. Aunque hoy pensemos que toda Roma estaba hecha de mármol, no fue así; de hecho, Augusto en su biografía se vanagloriaba de haber encontrado una Roma hecha de barro dejándola él recubierta de mármol.

Colaboración de Rafael Heranz

Fuentes: «Una giornata nell’ antica Roma», Alberto Angela. «Guiede archeologiche: Roma», Filippo Coarelli. Forum of Augustus