En el año 1944 una enfermera alemana de 19 años llamada Emminaire acudió al médico tras pasar unos días con mareos y vómitos. El médico que la atendió le confirmó que estaba embarazada. Emminaire pensó que debía tratarse de un error… ¡no conocía varón! Tras repetir las pruebas se confirmó la «grata» noticia.

Ni su familia, ni nadie, creían la historia de la joven. Tras un tormentoso embarazo y un difícil parto dio a luz a una niña a la que llamó Mónica. Terminada la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Londres donde se casó con un ciudadano británico.

Intentó volver a ser madre pero no pudo. Así que, acudió a un prestigioso médico inglés, Stanley Balfour Lynn, para averiguar las causas de su problema. Le contó  las rarezas de su primer embarazo y el médico realizó varias pruebas a madre e hija; los resultados fueron sorprendentes. Aparte de su parecido físico, más allá del lógico entre madre e hija, sus similitudes biológicas eran más propias de hermanas gemelas que de madre e hija.

El doctor Balfour Lynn llegó a la conclusión de que era un caso de partenogénesis humana (según la RAE, f. Biol. Modo de reproducción de algunos animales y plantas, que consiste en la formación de un nuevo ser por división reiterada de células sexuales femeninas que no se han unido previamente con gametos masculinos).

En 1956 el doctor Balfour Lynn publicó un artículo en la revista British Medical Journal con el caso de Emminaire, que provocó gran polémica entre los científicos de la época. Buscó más casos y, tras desechar evidentes fraudes, encontró dos casos más.

Estos estudios fueron utilizados por el químico alemán Friedmund Neumann en el Congreso de Farmacología de Berlín (1967) para «afirmar» que los seres humanos poseemos los dos sexos en estado latente, que se desarrolle uno u otro sólo depende de la acción hormonal. Relacionado con este tema, en 1974 publicó el libro «Androgens II and antiandrogens«.


Fuente: La historia oculta del mundo – Paul H. Koch