Ninguna norma ni regla obliga a que el nombre de pila deba cambiarse cuando un cardenal es nombrado papa. De hecho, el primero en hacerlo fue Juan II en 533 y, desde que se estableció la tradición de cambiar de nombre al asumir el papado, solo dos han mantenido su nombre: Adriano VI (Adriaan Florenszoon Boeyens), entre 1522 y 1523; y Marcelo II (Marcello Cervini), cuyo pontificado duró solo 22 días en 1555.
En 476, tras derrocar a Rómulo Augústulo, el último emperador romano de Occidente, el hérulo Odoacro gobernó con el título de rex Italiae (rey de Italia) en connivencia con el emperador romano de Oriente Zenón. Pero Odoacro quería más y más. Zenón se hartó y le ofreció el trono al ostrogodo Teodorico el Grande si derrocaba a Odoacro. Y lo hizo. Ahora los ostrogodos gobernaban Italia y en 530 se nombraría al primer papa de origen germánico, Bonifacio II. Tras las muerte de éste, y tras dos meses de mercadeo de favores e incluso mercadillo de objetos sacramentales al más puro estilo de los estadounidenses en la puerta de sus garajes (sinomía es el nombre técnico), tuvo que intervenir el rey godo Atalarico y poner fin a aquel cachondeo. Para zanjar de raíz aquel problema, y otros futuros de esta índole, dispuso que si el rey debía intervenir en alguna otra disputa por el trono de San Pedro habría que pagar una multa de 3000 sólidos -la moneda de oro bizantina- que serían repartidos entre los pobres. Se nombró papa a Mercurio, tocayo del dios pagano de la mitología romana. Y, claro está, no tenía buen prensa que un papa cristiano tuviese el mismo nombre que un dios pagano. Así que, cambió su nombre por el de Juan II.
Los nombres más repetidos han sido: Juan (XXIII), Gregorio (XVI), Benedicto (XVI), Clemente (XIV), León (XIV), Inocencio (XIII), Pío (XII)… y hasta la fecha nadie ha osado nombrarse Pedro II.
Desde el pasado día 10, el cardenal Robert Francis Prevost será conocido con el nombre de León XIV. En el momento mismo en que un nuevo papa acepta su elección, debe tomar ya su primera decisión, respondiendo a la pregunta: “¿Cómo deseas ser llamado?” La elección de ese nombre no es un mero formalismo, sino un acto cargado de historia, referencias y mensajes. Y aunque la elección del nombre es un símbolo que suele representar la política que va a seguir el nuevo pontífice, normalmente continuista de su homónimo anterior, en este caso León XIII, vamos a echar la vista atrás y curiosear en la vida de (algunos) papas que llevaron ese nombre .
León I
El 20 de Junio del 451 se enfrentaron las tropas romano-visigodas lideradas por el Magister Militum Flavio Aceio y el rey visigodo Teodorico contra los huno de Atila. Aunque Teodorico murió en la batalla, Atila fuer derrotado. No fue una victoria total, pues Aecio no culminó su trabajo y permitió que el líder huno se retirase. Treinta mil cuerpos quedaron extendidos en Chalons como testimonio de la batalla que salvó a Occidente de caer bajo la horda huna. Sólo un año más tarde, el tiempo necesario para volver a reunir un poderoso ejército, Atila inicia el segundo intento por derrotar y saquear el Imperio Romano de Occidente. Victoria tras victoria, consiguió llegar hasta las puertas de Roma. El emperador Valentiniano III envió emisarios con propuestas de paz, pero Atila sólo tiene una idea en la cabeza, tomar Roma. Viendo que el mismo emperador huía de la ciudad eterna para esconderse en Rávena, muchos súbditos decidieron hacer lo mismo adentrándose en una zona de tierras pantanosas que sería el origen de la ciudad de Venecia. Ante aquella desbandada general, el senador Gennadius Avenius tuvo la idea de que fuese el papa el que actuase como mediador. Poco o nada se sabe de lo ocurrido en aquel encuentro entre el representante de Dios y el azote de Dios. Lo que sí sabemos, es el resultado: Atila y sus tropas se retiraron hacia el Danubio.
Entre las distintas versiones de aquella reunión tenemos la milagrosa y la crematística. En la primera, y teniendo en cuenta que los hunos eran un pueblo supersticioso, las admoniciones de un sumo sacerdote -con el nombre de un animal poderoso- conminando a la ira de Dios, las enfermedades que se estaban cebando en ellos, el triste destino del godo Alarico tras saquear Roma y la falta de suministros para mantener asedios prolongados, debieron convencer al caudillo huno para cambiar sus planes. La segunda, y más creíble, cuenta que Atila se retiró por la cantidad de oro que le ofreció el papa para no tomar Roma. El caso es que gracias a este logro, León I se ganó el apelativo de el Grande.
Y con aquella amarga retirada se apagó la estrella de Atila. En el 453, tras un banquete en su palacio de la ribera del río Tisza, falleció después de un copioso banquete envuelto en sangre. Sus hombres lamentaron profundamente su muerte, llegando a herirse el cuerpo con cortes…
El más grande de todos los guerreros no había de ser llorado con lamentos de mujer ni con lágrimas, sino con sangre de hombres.
En 428, Genserico fue elegido rey de los vándalos. Un año más tarde, organizó la mayor operación naval no romana de la antigüedad tardía, embarcando a 80.000 personas – de las cuales sólo 15.000 eran guerreros – en las costas de Carteia (Algeciras) y trasladándolas a las playas de Ceuta. En muy poco tiempo ocuparon la Mauritania romana (actual Marruecos) hasta llegar frente a los fuertes muros de Hippo Regius (hoy Annaba, Argelia), ciudad que resistió catorce meses el asedio vándalo. Durante este cerco murió el obispo de la ciudad, Aurelio Augustino (San Agustín). La debilidad del emperador Valentiniano III le obligó a reconocer a Genserico como regente de la Diócesis y, además, le concedió el título de Rex Vandalorum et Alanorum. La realidad es que la población estaba cansada de sus amos romanos a los que no conocían y de las algaradas de los barbari del desierto (de ahí deriva la palabra berebere) que saqueaban sus tierras. A los africanos no les resultó complicado aceptar a unos nuevos amos fuertes y belicosos viviendo una situación tan precaria. La ambición de Genserico no se aplacó con aquella muestra de debilidad imperial. En el 435 el rey llegó a un acuerdo con la corte de Rávena para incluir Numidia en su territorio y ser después reconocido como foederati (federado) de Roma en África. No fue suficiente. Genserico toma Cartago sin motivo alguno ni aviso previo y se incauta de la flota imperial que allí permanecía amarrada. Esto supuso un grave contratiempo a la deteriorada armada romana y truncó el equilibrio de poderes en el Mediterráneo Occidental. En poco tiempo, los vándalos aprendieron el oficio del mar y le arrebataron a Roma las islas de Córcega, Cerdeña, Sicilia y las Baleares. Además, supuso el corte de suministro de cereal africano a la Urbe, que a partir del 439 tuvo que comprárselo al nuevo señor de la feraz provincia de África.
En el 455 fue asesinado Valentiniano III. Momento que aprovecha Genserico para mandar su flota rumbo a Roma. El nuevo emperador, un aristócrata usurpador llamado Petronio Máximo, fue linchado por el pueblo cuando huía del Palatino cargado de tesoros ante la inminencia del ataque vándalo. En un alarde de soberbia, y tratando de repetir el éxito obtenido con Atila, el papa León I salió al encuentro de los vándalos, inerme y rodeado de su séquito, con intención de negociar con Genserico un armisticio que evitase su entrada en Roma. El Sumo Pontífice no pudo evitar lo inevitable. León fracasó en su intento de conminar al rey vándalo y sólo consiguió que el pueblo no fuese violentado en exceso ni que la ciudad y sus basílicas fuesen incendiadas. La ciudad fue saqueada durante dos semanas. El expolio fue tal que llegaron a desmontar el techo de oro del templo de Júpiter y no dejaron en pie ni una obra de arte (ojo, no las destrozaron como hicieron años atrás los godos de Alarico, se las llevaron a Cartago como obsequio para el obispo).
Con este descalabro pontificio comienza la leyenda negra de los vándalos, fomentada desde entonces por la Iglesia, y que convirtió a los vándalos en sinónimo de salvaje y desalmado. Supongo que si Atila hubiese saqueado Roma, ahora huno sería sinónimo de salvaje y desalmado.
León V, VI, VII y VIII
En la historia del papado, al período comprendido entre el nombramiento de Sergio III en 904 y la muerte de Juan XII en 964 se le denomina Edad Oscura o también Pornocracia, tal y como recogió en sus Anales Eclesiásticos el cardenal e historiador del siglo XVI Cesare Baronio. Durante este período los papas estuvieron bajo la influencia de dos prostitutas: Teodora y Mazoria, madre e hija. Referente a estos años, Liutprando, obispo de Cremona, escribió:
Cazando en caballos con arreos de oro, tuvieron banquetes con las bailarinas cuando la caza había terminado, y se retiraron con estas putas desvergonzadas a las camas con sábanas de seda y cubiertas de oro y bordados.
Así estaban las cosas… Tras la muerte de León V, todavía con los Spoleto manejando los hilos y con el apoyo de su primo Teofilacto, senador y magister militum de Roma, se eligió nuevo papa a Sergio III. Como recompensa, Teofilacto fue nombrado cónsul, y su esposa Teodora, senatrix de Roma, un puesto honorífico pero revelador del papel de esta mujer. Teodora también apoyó al nuevo papa… pero desde la cama, donde le ayudaba a tomar las decisiones más importantes. Y no estaba sola en estos menesteres, porque, con apenas 15 años, y siguiendo los pasos de la madre, Mazoria también pasó por la cama del mismo papa, con el que incluso llegó a tener un hijo, al que pusieron de nombre Juan y que luego recuperaremos. Tras la muerte de Sergio III, Teodora fue determinante en la elección de los tres siguientes: Anastasio III (que estuvo dos años), Lando (murió después de 6 meses) y a Juan X en 914. Dos años más tarde fallecía Teodora y Mazoria tomaba el relevo en este papel de asesora personal.
Además de Juan, Mazoria tuvo otro hijo con su primer marido Alberico I, claro está de los Spoleto, al que pusieron Alberico II. A la muerte de su marido Alberico, Mazoria se casó con otra magnate de la zona, Guy de Toscana, y el papa Juan X pensó que, sin los Spoleto por el medio, podría, por fin, manejar los hilos y prescindió de los servicios de asesoramiento y coaching, por llamarlo de alguna forma, de Mazoria. Craso error. Cuando el señor de la Toscana llegó a casa y encontró a su esposa llorando desconsolada porque la habían despedido, y sin finiquito, ordenó apresar al papa, lo encerró y al poco tiempo falleció en extrañas circunstancias. Restituida en su puesto de trabajo, la asesora influyó, al igual que se madre, en la elección de los siguientes papas: León VI (apenas 7 meses), Esteban VII (928-931) y a Juan XI (931-935), que no era otro que el hijo que había tenido con Sergio III. El hijo, agradecido por aquel honor, le otorgó el título de Senatrix Patricia Romanorum, que no sé exactamente cuales eran sus funciones pero el título impresiona. Tras el fallecimiento de su segundo marido, Mazoria intentó seguir ganando poder casándose con Hugo de Arlés, el rey de Italia, pero había un problema: su hijo Alberico II, hermanastro por parte de madre del nuevo papa, se oponía a aquella boda. Y no solo eso, sino que lideró una revuelta popular que expulsó de Roma a Hugo de Arlés, encerró al papa y recluyó a su madre en un convento, donde murió en 936.
El hijo asumió el papel de la madre y de la abuela y continuó eligiendo papas. Tras la muerte de su hermanastro Juan XI, se eligió a León VII, un papa que ha pasado a la posteridad no por las cuestiones eclesiásticas, sino por su muerte. Aún a día de hoy, es todo un misterio que genera controversias. León VII era un hombre sexualmente activo que tenía numerosas mujeres a su disposición, y una de las hipótesis de su muerte es que el pontífice murió de un ataque al corazón mientras mantenía relaciones sexuales con una de sus amantes. Ahí queda eso. Alberico, tras esta muerte por sobreesfuerzo, siguió a los suyo, hasta nombrar papa en 955 a su propio hijo Juan, y por tanto nieto de Mazoria y bisnieto de Teodora. Juan XII, llamado el Papa Fornicario, ocupó el trono de San Pedro hasta 964.
¿Sabéis por qué se llamó a Juan XII el Papa Fornicario? Os cuento. Fue elegido con apenas 18 años, y desde el comienzo de su pontificado tuvo una relación de amor-odio con el emperador Otón I. El emperador, harto de sus vaivenes, se plantó en Roma conminándole a que dejase de jugar con él y a que modificase su conducta licenciosa y depravada. Y como suelen hacer los cobardes… huyó. Ante aquella situación, Otón I convocó un sínodo para juzgar en ausencia al papa por las acusaciones de adulterio, asesinato, perjurio y simonía (compra o venta de cargos eclesiásticos, sacramentos, reliquias, etc). El papa contestó con una misiva en la que decía:
Yo, como Papa, sólo estoy sometido al juicio de Dios. Excomulgo a todos los presentes… [qué socorrido ha sido esto de la excomunión a lo largo de la historia]
El caso es que fue condenado por todos los cargos y se decidió nombrar nuevo papa a León VIII. Incomprensiblemente, Juan tenía todavía muchos apoyos dentro de Roma y, un año más tarde, consiguió regresar triunfante. Roma recuperaba a su mayor exponente de la lujuria y, ahora, de la venganza, porque venía dispuesto a todo. Excomulgó a León VIII, y a los asistentes al sínodo les cortó las manos, las orejas y la nariz. Lamentablemente, para él, en 964 cometió un error: se acostó con una mujer casada. Y sí, esta vez también recurrió a la amenaza de la excomunión si no accedía. Cuando el papa estaba pecando contra el sexto mandamiento, entró el marido. Éste, sin tener en cuenta quién estaba sobre su mujer (porque los papas eran partidarios de la postura del misionero), la emprendió a golpes con el papa. Tal fue la paliza, que el papa falleció a los tres días por las heridas sufridas. Dicen que todavía está deambulando por el Purgatorio y que ha montado un salón de masajes.
León X
Con el apoyo de su padre, el todopoderoso Lorenzo de Medici, en 1513 era nombrado papa Giovanni Lorenzo de Medici, León X. Por las calles de Roma se escuchaba este dicho que resume a la perfección lo sufrido en el pasado y la esperanza del pueblo en el nuevo Papa:
La hora de Venus ha pasado; Marte también se ha ido, y ahora es el momento de Minerva.
Donde Venus (la diosa del amor) representaría la época de Alejandro VI, Marte (dios de la guerra) el papado de Julio II y Minerva (diosa de la sabiduría y las artes) la esperanza en León X. Pero sus propias palabras indicaban que su pontificado llevaría otros derroteros:
Como Dios nos ha dado el papado, disfrutémoslo
Al igual que el resto de su familia fomentó el mecenazgo de las artes: la música, el teatro, la poesía, la pintura… Por ello, gustó de rodearse y contratar a los mejores artistas de la época. También cultivó otras artes menos artísticas pero igualmente placenteras como el buen comer, el mejor beber y la jodienda indiscriminada. El problema es que mantener toda esta infraestructura artística y ese tren de vida, suponía unos gastos brutales…
León X había consumido tres pontificados, el tesoro de Julio II, los ingresos de su propio reinado, y los de su sucesor.
No estaba muy interesado en cuestiones políticas, así que delegó en los estómagos agradecidos florentinos que había nombrado como altos cargos que tampoco fueron muy brillantes. Aún así, los reyes más poderosos de Europa trataban de ganar su favor, apoyo o bendición. Cuando fue nombrado papa en 1513, Manuel I de Portugal fletó un barco cargado de presentes para el nuevo pontífice. Y como los reyes no dan puntada sin hilo, entre los regalos que se enviaron desde Lisboa se encontraba Hanno, un elefante albino de la India, como un guiño para que apoyase su política expansionista por Oriente.
A León le encantó el regalo y Hanno se convirtió en la mascota del Papa… y de toda Roma. Durante dos años fue el protagonista de festividades, procesiones e inspiración para muchos artistas. En 1516, cuando tenía seis años, tuvo serios problemas de estreñimiento y, como ha ocurrido en muchas ocasiones a lo largo de la historia, el remedio fue peor que la enfermedad: el laxante lo mató y fue enterrado en el Patio del Belvedere en el Vaticano. El Papa quedó abatido por la pérdida y encargó a Rafael un mural de tamaño natural de Hanno en la entrada del Vaticano que permaneció allí durante casi cien años. Cuando la noticia llegó a Portugal, el rey envió otro regalo… esta vez un rinoceronte, pero lamentablemente el barco naufragó.
En 1962, durante las obras para instalar un nuevo sistema de calefacción, aparecieron varios huesos de elefante, eran los resto del pobre Hanno.
Después de tantos años viendo que los papas (especialmente Sixto IV, Alejandro VI, Julio II y León X) se habían convertido en proxenetas (prostitutas y barraganas) y vendedores ambulantes (indulgencias y cargos eclesiásticos), Lutero decidió dar un golpe sobre la mesa.
En 1517, el dominico Johannes Tetzel recorría Alemania, como un vendedor ambulante, recaudando fondos para el Papa León X con la venta de indulgencias…
pasaportes para llevar el alma al Paraíso
Se podían comprar de dos tipos: a posteriori, que liberaban el alma de algún ser querido del purgatorio y las a priori, para futuros pecados que pudieses cometer. Ante esta inmoralidad, el 31 de octubre 1517 Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg atacando el mercantilismo de la salvación de las almas. Además, haciendo uso de las últimas tecnologías, la imprenta, consiguió que en sólo dos meses sus tesis fuesen conocidas en toda Europa. Aunque en un principio León X no hizo mucho caso de aquel loco solitario, la buena acogida que tuvo, sobre todo en el centro y norte de Europa, le obligó a tomar cartas en el asunto antes de que le reventase el negocio. En 1521 publicó la bula Decet Romanum Pontficem en la que excomulgaba a Lutero. Lejos de ponerle freno a la contienda, las tesis de Lutero sirvieron para plantear desde varios países de Europa una reforma de la Iglesia. De este movimiento nacería la llamada Reforma protestante que llevaría al cisma de la Iglesia católica, origen del protestantismo (luteranismo y calvinismo principalmente).
León XIII
A la vista del discurso del nuevo pontífice, en el que ha instado al encuentro, al diálogo y a la paz, parece inevitable fijarnos en otro protagonista evidente: León XIII (1810-1903). El papa de la famosa encíclica Rerum novarum, primera de carácter social, que defendió los derechos de los obreros y propuso un modelo socioeconómico basado en los principios del Evangelio, supuso un alegato en favor de la justicia social, en un mundo complejo e injusto para los pobres, no muy distinto del nuestro. Asimismo, en la encíclica Inmortale Dei regulaba la relación de la Santa Sede con los estados.
Vincenzo Gioacchino Pecci, que en 1878 sería León XIII, estudió en el colegio jesuita de Viterbo donde cultivó sus inquietudes humanistas y, además, tuvo sus primeros contactos con el tabaco. En 1843, con 33 años, fue consagrado arzobispo titular de Damietta y destinado como nuncio papal en Bruselas. En uno de los múltiples actos que se desarrollaban en la ciudad, y a los que tuvo que asistir debido a su cargo, compartía mesa con un noble local conocido por su múltiples disputas con la Iglesia. El aristócrata, que sabía que a Vicenzo les gustaba echarse un cigarrillo de vez en cuando, intentó aprovechar la situación para dejarlo en evidencia ante todos los presentes. Le ofreció una pitillera para que cogiese un cigarrillo que, causalmente, estaba adornada con una hermosa Venus desnuda. Cuando la tuvo en sus manos, la miró y tomó un cigarrillo. El conde, y todos los que estaban avisados de la broma, ahogaban la risa como podían. Vicenzo se la devolvió, le dio las gracias y le preguntó:
Muy bonito, supongo que es el retrato de la condesa, ¿no?
¡Zas! En toda la boca…
Angelo Mariani fue un químico francés que desarrolló su carrera al servicio de su bolsillo. Ideó y comercializó diversos tónicos y brebajes sin mucho éxito, hasta que dio con los trabajos del científico italiano Paolo Mantegazza sobre los efectos de la coca en la psique humana. Entabló amistad con un comerciante que viajaba a Perú y éste le proporcionó la coca con la que comenzó a experimentar.
En 1863, Mariani comercializó su nuevo producto: un vino llamado Vin Mariani, vino de Burdeos tratado con extracto de hoja de coca. Aquel tónico, que inicialmente contenía 6 mg de coca por onza líquida de vino, se hizo muy popular en Europa y cuando años más tarde comenzó a exportarse a los EEUU se aumentó su contenido en coca hasta 7,2 mg para competir con el “Pemberton’s French Wine Coca” creado por el químico americano John Pemberton (que luego desarrollaría la fórmula hasta convertirla en la Coca-Cola).
El éxito del nuevo brebaje fue rotundo, contando entre sus habituales consumidores con personajes como la reina Victoria de Inglaterra, el zar Alejandro II, escritores como Julio Verne o Emile Zola… y hasta el mismo papa. Se decía que, cuando se retiraba para hacer ejercicios espirituales, siempre le acompañaba una petaca de este peculiar tónico; incluso el Vaticano le llegó a conceder la medalla de oro a Mariani en reconocimiento a la capacidad de esa bebida por «ayudar a Su Santidad en sus momentos de retiro”. Angelo, que era un lince para los negocios, aprovechó la audiencia con el Pontífice, con motivo de la entrega de la medalla, y solicitó permiso para utilizar su imagen en una campaña publicitaria. Ha sido el único papa en toda la historia que se ha prestado a ello.
Tras aquella campaña publicitaria en la que se utilizó la imagen de León XIII, las ventas se dispararon y el Vin Mariani comenzó a distribuirse en todas las fiestas y celebraciones, en hospitales como estimulante y en el ejército como vigorizante.
Impresionante artículo.
Felicitaciones.
Qué buen artículo, interesantísimo y muy instructivo (¡y gracioso!). Lo del vino con coca (y la Coca-Cola) me ha sorprendido.
Excelente blogspot.
Excelente blogspot.Chapeau.
Pues desde el punto de vista de historia (y no del titular mas llamativo –> papas mujeriegos, describir papados de personajes no llamados Leon aunque relacionados, etc…), podría ser útil haber mencionado algunos de los «leones» que faltan…
Leon III -> coronó a Carlomagno tras un atentado en el que casi le matan y tuvo que huir, iniciando la tradición de la coronación por el Papa del emperador…
Leon IV -> afrontó el saqueo de Roma por los sarracenos y, hizo una liga que venció a estos en batalla naval (frescos de Rafael para conmemorar la victoria)
Leon IX -> se realizó el Cisma de Oriente… luchas contra los normandos instalados en el sur de Italia
Leon XI -> último Papa de la familia Medici. Su relación con las profecias de San Malaquias («Gens Perversa»)
Leon XII -> La frase que dijo cuando le eligieron «acabáis de elegir a un hombre muerto». Que tras esa frase, durante su vida le dieron la extremaunción 17 veces. La encíclica Etsi Liam Diu donde indicaba a los lationamericanos a «la obediencia y sumisión del legítimo soberano y madre Patria»… en referencia a los procesos de independencia de América… (esto se que es controvertido en este foro, pero la historia es la historia)
Es evidente que el artículo sería muy largo, pero siendo los elegidos solo la mitad de los «leones» también ha sido largo, pero centrado mas en la cama que en el despacho… también es historia, pero queda algo sesgada en solo unos aspectos…
Como siempre, gran aporte.
Muchas gracias