El matrimonio entre personas del mismo sexo en España fue aprobado en julio de 2005, mediante la Ley 13/2005 que modificó 16 artículos del Código Civil. De esta forma, España se convirtió en el cuarto país del mundo que legalizó las uniones homosexuales con plenitud e igualdad con las heterosexuales. Hasta aquí la teoría, porque la realidad es bien distinta: el 8 de junio de 1901 se celebró en A Coruña la primera boda «sin hombre»… ¡¡¡Y por la Iglesia!!!

Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga

La boda entre Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga se celebró en la parroquia de San Jorge en A Coruña un 8 de junio de 1901. Lógicamente, a los ojos del cura no se casaban dos mujeres, sino Marcela y Mario (la identidad ficticia de Elisa) que llevaban varios años de pareja.

Las dos chicas se habían conocido en 1885 durante su etapa de estudiantes en la Escuela Normal de Maestras de A Coruña, donde se formaban las futuras profesoras de enseñanza primaria (maestras). Se hicieron inseparables. Lo que comenzó siendo una amistad pronto dio paso a una relación más íntima. Como aquella relación se estaba convirtiendo en «demasiado» evidente, para evitar escándalos los padres de Marcela decidieron enviarla a Madrid. Las dos jóvenes tenían claro que aquello sólo era un hasta luego, porque cuando terminaron sus estudios trataron de que sus destinos laborales -ya como maestras- coincidiesen. Marcela en Dumbría y Elisa en Calo-Vimiazo, separadas por algo más 10 kilómetros. A pesar de que se habían vuelto a reunir donde nadie las conocía, sabían que su situación era delicada y, más pronto que tarde, volverían a ser las protagonistas de los chismes de la zona. Así que, decidieron preparar una jugada maestra. Elisa abandonó el país con rumbo al otro lado del charco y, al poco tiempo, llegaba a Dumbría su primo, un tal Mario, que Marcela recibió con los brazos abiertos.  Aquel viaje había servido para masculinizar a Elisa y convertirla en Mario.

Para los paisanos del pueblo aquello había sido amor a primera vista, y en poco tiempo Mario y Marcela comenzaron los preparativos de la boda. Como Mario no tenía partida de bautismo, le construyeron un pasado: su padre era ateo y se había negado a bautizarlo y desde muy pequeño había vivido en el extranjero. El cura de la parroquia, Víctor Cortiella, se debió apiadar de aquella oveja descarriada por causas ajenas a su voluntad porque lo bautizó y, también, recibió la primera comunión. Con los papeles ya en regla, el 8 de junio de 1901 se casaron en la Iglesia de San Jorge de A Coruña, tuvieron su foto, su noche de bodas y su viaje. El plan había salido perfecto… o eso creían ellas, porque cuando regresaron a Dumbría la noticia de «una boda sin hombre» ya se había publicado en la Voz de Galicia. Y comenzó su calvario…

Negativas de empleo, burlas y menosprecio a su condición sexual, con todo tipo de insultos, les obligaron a huir. Primero a Vigo y luego a Oporto, donde fueron localizadas y detenidas, ya que se abrió un procedimiento judicial y estaban en busca y captura. Y aquí ocurre algo sorprendente: Marcela da a luz una niña de la que, lógicamente, Elisa/Mario no era el padre (¿?). Aunque fueron absueltas por la Justicia lusa, temiendo una orden de extradición, pusieron rumbo a América. Marcela y Elisa fueron vistas juntas por última vez en Buenos Aires en 1904. Después, vidas rodeadas de misterio, pero, a fecha de hoy, ni el archivo diocesano ni el Registro Civil de A Coruña han anulado el matrimonio.