En marzo de 1948, el marinero británico George Hickinbottom, que prestaba servicio en la fragata HMS Amethyst, se encontró un gato mientras paseaba por el puerto de Hong Kong. El minino acercó a George y cuando se agachó a acariciarlo, el gato comenzó a ronronear. No le quedó más remedio, tuvo que llevárselo. A pesar de que las mascotas estaban prohibidas, lo subió a bordo escondido en su petate. No tardó mucho tiempo en enterarse el capitán Ian Griffiths de que había un grumete entre su tripulación. Entre George y el resto de los marineros se encargaron de convencer al capitán para que permitiese a Simon -que así lo llamaron- quedarse con ellos. Él solo, se había encargado de solucionar el problema de las ratas en las bodegas. El capitán accedió con la condición de que Simon no anduviese por la cubierta. Los días de Simon pasaban entre camarotes, cazando ratas y durmiendo en la gorra del capitán. Cuando el capitán Ian Griffiths fue relevado de su cargo por el comandante Bernard Skinner, siguió manteniendo sus privilegios.

En 1949, el conflicto latente entre el Partido Comunista Chino (PCCh) y el Kuomintang (Partido Nacionalista Chino) volvió a estallar y se reanudó la lucha. El HMS Amethyst recibió la orden de patrullar el río Yangtsé mientras el HMS Consort evacuaba la embajada británica. En teoría tenían permiso de las autoridades chinas para navegar por el río, pero en tiempos de guerra todo puede cambiar en un instante. Conforme avanzaban por el río, el fuego se fue intensificando y pasaron de ser un mero observador a diana flotante. Varios obuses de artillería alcanzaron el barco: hubo decenas de muertos (entre ellos Skinner), el barco encalló y apenas podían responder al ataque porque gran parte del armamento había quedado inutilizado. Durante horas estuvieron recibieron impactos de distinto calibre sin apenas poder responder. El Consort regresó para ayudar al Amethyst y, aunque consiguió destruir varias posiciones enemigas, tuvo que salir de aquella ratonera para no quedar atrapado, momento que aprovechó el Amethyst para alejarse de la artillería pesada. Todos los intentos para liberarlo fueron repelidos uno tras otro por los comunistas. El barco quedó en el río bajo custodia del ELP y comenzaron las negociaciones entre chinos y británicos. Los chinos denunciaron que el Amethyst había iniciado las hostilidades disparando primero, los británicos culpaban a los comunistas. Tres meses después, y ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, John Kerans, el oficial al mando, decidió escapar por sus propios medios. Aprovechando el silencio de la noche, soltó amarras y dejó que la corriente llevase al barco río abajo. Cuando los chinos lo descubrieron ya habían salido de la zona de la zona más peligrosa. Encendieron los motores y salieron de allí a toda máquina.

¿Y qué fue de Simon durante todo este tiempo?

El impacto de artillería que mató a Skinner también hirió gravemente a Simon. Cuando lo encontraron, estaba tirado con varios impactos de metralla y astillas clavadas en su cuerpo. Todos pensaban que moriría, pero Simon consiguió sobrevivir. Con Simon convaleciente y durante el tiempo que el Amethyst estuvo atrapado en el río, las ratas y otros roedores de la selva estuvieron dando buena cuenta de la escasa comida que les quedaba e incluso se atrevían a mordisquear los pies de los marineros mientras dormían. La milagrosa recuperación de Simon sirvió para aumentar la dañada moral de los supervivientes a bordo y, además, consiguió echar a las ratas del barco.

Cuando el barco regresó a Inglaterra ya era una celebridad pero, como todos los animales que entraban en el país, tuvo que pasar el período de cuarentena en un dispensario. El 28 de noviembre de 1949, mientras todavía se encontraba aislado, falleció debido a una infección viral. A raíz del informe del capitán John Kerans, Simon fue galardonado con la Medalla Dickin. Fue enterrado con honores en el cementerio de animales Ilford (Londres) y su ataúd cubierto con la bandera del Reino Unido.