Supongo que para los que hayáis visto la película Quo Vadis? (1953) os resultará familiar la escena en la que Nerón contempla cómo los cristianos son devorados por las fieras en el Coliseo. En caso contrario, una pequeña sinopsis de la película: el general romano Marco Vinicio regresa victorioso del frente de batalla y, como recompensa, el emperador Nerón -interpretado por un extraordinario Peter Ustinov- le entrega a la esclava cristiana Ligia, de la que se enamora. Mientras, los desmanes de Nerón en el poder son cada vez mayores. En su delirio, manda incendiar Roma y culpa de ello a la secta cristiana, cuya fama va en aumento y los romanos se sienten cada vez más amenazados por ella. Para evitar que sean objeto de represalias, Marco va en busca de Ligia y su familia, pero todos son capturados y Nerón los condena a muerte en el Coliseo para que sean devorados por las fieras. Petronio, tío de Marco Vinicio y consejero del emperador, advierte a Nerón de que comete un error pues con esta decisión convertirá a los cristianos en mártires. Sin embargo, el emperador se halla preso del delirio, y con sus deleznables actos sellará su destino. Y esta es la secuencia que os comentaba al comienzo:

Por otra parte, el Coliseo debe su nombre al Coloso, una estatua de bronce de más de treinta metros erigida por el emperador Nerón que estaba situada junto al anfiteatro.

Detalladas las vinculaciones de Nerón con el Coliseo, una cinematográfica y otra nominal, os diré que las mismas razones que los vinculan son las que os pueden despistar y hacer pensar que la pregunta es imposible de contestar. Pues no, la respuesta es que Nerón no sacrificó ningún cristiano en el Coliseo… porque cuando murió ni se había comenzado a construir.

La última oración de los mártires cristianos (Jean-Léon Gérôme)

Tras el gran incendio de Roma del 65 -por cierto, Nerón no estaba en Roma-, el emperador planeó levantar un palacio digno de su megalomanía y de su amor por el arte. Y así comenzó la construcción de la más extravagante edificación de la historia de Roma: la Domus Aurea (la Casa de Oro). Cincuenta hectáreas de lujosos salones cubiertos de frescos, oro, marfil y piedras preciosas, techos con compuertas a través de las cuales los esclavos arrojaban flores y perfumes, un enorme salón cubierto por una cúpula dorada y que giraba continuamente movido por la fuerza del agua, jardines y patios porticados, más de trescientas habitaciones sólo en la zona privada y una gran laguna artificial, la Stagnum Neronis. Además, una estatua de bronce representando a Nerón con los atributos de Helios, de más de treinta metros de altura, se levantó en el vestíbulo porticado de la Domus Aurea. Nerón moría en el 68 sin ver terminada su obra magna.

Su sucesor Vespasiano, el primer emperador de la dinastía Flavia, ordenó construir un anfiteatro en el 72 precisamente sobre la anterior ubicación de la laguna de la Domus Aurea. En el año 80, su hijo Tito inauguraba el anfiteatro llamado Flavio. Con el tiempo, el anfiteatro comenzó a ser conocido popularmente como Colosseum, debido a la proximidad del Coloso, en italiano Colosseo, pasando al español como Coliseo.