La legislación internacional establece que las aguas territoriales de un país se extienden hasta 12 millas náuticas (unos 22 Km.) de la costa de cada país. En el caso de los estrechos, como es el caso del Estrecho de Gibraltar, al estar las costas de uno y otro país tan cerca, el límite de las aguas territoriales se establece en el punto medio entre ambas costas. Pero, de quien sería una isla situada justo en este punto medio?

En el Estrecho de Nares, en el norte de Groenlandia (Dinamarca), la línea que separa las aguas territoriales de Canadá y Dinamarca está a unas 10 millas de ambos lados. Y justo en ese punto medio está la Isla Hans, un trozo de roca que a penas llega a algo más de 1 Km. de punta a punta. Como podéis ver en la foto se trata de un lugar «muy concurrido». Las poblaciones más cercanas son la base Alert de las Fuerzas Canadienses (el lugar habitado situado más al norte del planeta), y los pueblos de Siorapaluk y Qaanaaq en Groenlandia, todos ellos situados a más de 200 Km.

Isla Hans

En los años 30, la Liga de las Naciones (predecesora de las Naciones Unidas) estableció que la Isla Hans pertenecía a los daneses. Pero los canadienses alegan que, al desaparecer esta institución, la decisión queda invalidada y, de momento, las Naciones Unidas no se han mojado. Durante los años 70, ambos gobiernos pactaron una lista de 127 puntos geográficos que delimitaban la frontera marítima entre los dos países en el estrecho de Nares. Pero entre los puntos 122 y 123 decidieron no dibujar ninguna línea y, por tanto, no delimitar la frontera: era la Isla Hans.

Pero no penséis que la cosa se queda ahí. La tensión entre ambos países es muy fuerte, y hasta podríamos hablar de uno de los puntos calientes de la geopolítica mundial: en una muestra de «violencia descontrolada», cada año se repite un enfrentamiento entre las fuerzas armadas canadienses y danesas. Cada mes de agosto, el ejército canadiense lleva a cabo unas maniobras militares en la zona de la Isla Ellesmere. Cuando pasan cerca de la Isla Hans, desembarcan unos cuantos soldados, retiran la bandera danesa, izan la canadiense y, junto al mástil dejan una botella de whisky canadiense con el mensaje: «Bienvenidos a Canadá«. El ejército danés no se queda atrás en el uso desproporcionado de la fuerza y, cada primavera, envían un destacamento a la Isla Hans que se encarga de descolgar la bandera de Canadá, colocar la danesa, se beben el whisky y depositan una botella de Schnapps con un cartel que dice: «Estáis en territorio de Dinamarca«.

Y todo por una roca desnuda, inhóspita y gélida. Durante los años 80, sin embargo, la empresa canadiense Dome Petroleum estuvo investigando en la isla. No encontraron ni petróleo ni hidrocarburos. Queda patente, pues, que la pobre Isla Hans no tiene ningún valor; bueno sí, el de una botella de whisky y una de Schnapps al año.

Colaboración de Roger Fernández Escudé de De Remota Geographiae