Hoy, 20 de enero, día de la toma de posesión de Donald Trump como 45º presidente de los Estados Unidos, me gustaría recordarle algunos detalles que debería conocer de la historia de los EEUU, sobre todo en lo referente a políticas de inmigración. Porque hubo un tiempo, allá por el siglo XIX, cuando los estadounidenses eran los inmigrantes y México el país que los acogió… con nefastas consecuencias para México.

Después de consumarse la independencia de México tras la firma del Acta de Independencia de 28 de septiembre de 1821, se fundaba el llamado Primer Imperio Mexicano, cuyo primer monarca sería Agustín I de México (Agustín de Iturbide). El Imperio abarcaba los territorios del antiguo Virreinato de Nueva España en Norteamérica (Texas, Oregón, California, Nuevo México, Wyoming, Colorado…) y Centroamérica, un total unos 5 millones de Km cuadrados escasamente poblados. El Gobierno mexicano, siguiendo la política del Virreinato, facilitó la llegada de inmigrantes “legales” -por cercanía, la inmensa mayoría eran estadounidenses- para poblar tan vasta extensión de terreno, incluso se ofrecían 7 años libres de impuestos para los nuevos colonos. Una política inmigratoria mexicana muy laxa y el afán expansionista estadounidense fueron utilizados para introducir inmigrantes ilegales, incluso delincuentes y multitud de esclavos, cuando la esclavitud estaba totalmente prohibido por la Constitución mexicana.

Cuando quisieron poner fin a esta “invasión” y a la violación de la leyes mexicanas, ya era muy tarde. En 1830 la población inmigrante ya superaba a la autóctona en el territorio de Texas (parte integrante del Imperio mexicano) -algo que puede pasar muy pronto en algunos territorios de los EEUU-. En 1836 los texanos reunieron un ejército y se sublevaron, formaron un gobierno provisional en Washington y declararon su independencia de México. Una buena forma de corresponder a la acogida, ¿no señor Trump? En cambio, los actuales inmigrantes mexicanos en EEUU sólo quieren integrarse en su país y no resquebrajarlo.

Tras convertirse en uno de los principales receptores de inmigrantes, EEUU endureció las políticas de inmigración con la aprobación de la Ley de Inmigración de 1924. Una ley que, curiosamente, sirvió de inspiración a los nazis en su macabra idea de torturar y asesinar a todo un pueblo bajo la excusa de la superioridad de la raza aria. Al amparo de esta ley, se elaboró un manual para no permitir la entrada en los Estados Unidos a los «imbéciles, idiotas, personas débiles mentales, personas de inferioridad constitucional psicopática, vagos, defectuosos físicos, alcohólicos crónicos, polígamos, anarquistas, homosexuales, enfermos contagiosos, las prostitutas, los mayores de 16 años que no sabían leer…» -por ejemplo, eran sometidos a diversas pruebas de inteligencia, como “sumas simples” o montar puzzles, para asegurarse que el inmigrante no era imbécil-. El paso fronterizo más importante de la frontera con México era El Paso (Texas), donde, tras pasar el riguroso control selectivo del manual en cuestión, se les rapaba la cabeza, los desnudaban y bañaban en gasolina o queroseno para desinfectarlos.

Despiojar

En cierta ocasión, en pleno proceso de desinfección, alguien encendió una cerilla y, «accidentalmente», murieron 26 presos. Para facilitar aquel control, se crearon centros de desinfección y sólo en la frontera de El Paso con Ciudad Juárez se inspeccionaron 127.000 mexicanos hasta 1929. En esta misma frontera comenzó a usarse el Zyklon B como desinfectante para eliminar pulgas, piojos, garrapatas… [El Zyklon B es un pesticida a base de cianuro que se usaba para exterminar insectos y roedores, tan eficaz que con apenas 4 gramos se puede causar la muerte de una persona]. Se establecieron varios “campos de cuarentena” donde a los mexicanos se les afeitaba la cabeza y se desinfectaban con el Zyklon B.

Gasear

El periodista Paul Spike escribió en el diario británico The First Post

Los productos químicos utilizados para desinfectar y despiojar en la frontera con México fueron responsables de la muerte de miles de personas, malformaciones en los fetos, cáncer…

Según el Dr. John Tappan

Familias enteras fueron exterminadas por el Zyklon B en las fronteras mexicano-estadounidenses.

¿Sabía señor Trump que Hitler alabó estas políticas y que «copió» el uso del Zyklon B?

El uso del Zyklon B inspiró al doctor Gerard Peters para producir en masa este gas con el fin de “eliminar plagas”. En 1938, Peters se convirtió en presidente de la firma DEGESCH, que comercializaba dicho producto, y publicó un artículo del uso del gas en los inmigrantes mexicanos en la revista alemana “Anzeiger für Schädlingskunde” con fotografías de policías “limpiando” a inmigrantes mexicanos. Sólo fue cuestión de tiempo que los nazis llevasen aquellas prácticas a sus campos de exterminio. Peters fue juzgado en Nüremberg y condenado, pero en un segundo juicio en 1955 fue absuelto.

Una nota de Hitler decía:

En comparación con la vieja Europa, que ha perdido una cantidad infinita de su mejor sangre a través de la guerra y la emigración, la nación [Estados Unidos] aparece como un pueblo joven y de raza selecta. La propia nación, motivado por las teorías de sus propios investigadores raciales, establece unos criterios específicos y selectivos para la inmigración […] Que un inmigrante pueda pisar suelo estadounidense depende de los requisitos raciales específicos, así como de un cierto nivel de salud…