Cuando en abril de 1917 los EEUU declararon la guerra a Alemania, una de sus primeras medidas fue una reconversión industrial para destinar recursos a la maquinaria bélica que se había puesto en marcha. A finales de este mismo año, el gobierno estadounidense insistió en este tipo de medidas para recaudar fondos: destinar el dinero de los juguetes navideños en la compra de bonos de guerra (instrumento financiero para financiar la guerra), pero el empresario juguetero Alfred Carlton Gilbert decidió salvar la Navidad para los niños… ¿Interés o espíritu navideño?

Alfred Carlton Gilbert

Alfred Carlton Gilbert

Desde muy joven, Alfred Carlton Gilbert fue un deportista multidisciplinar y un gran aficionado a la magia. Con los espectáculos de magia consiguió pagarse los estudios de medicina en la Universidad de Yale donde siguió practicando diferentes disciplinas deportivas, destacando en el salto con pértiga. El equipo olímpico se fijó en él y lo seleccionó para participar en los Juegos Olímpicos de Londres en 1908, donde consiguió la medalla de oro junto a su compatriota Edward Tiffin Cook, Jr. Cuando se graduó, fundó la Mysto Magic Company en New Haven dedicada a fabricar y vender juegos de magia y juguetes. Amplió el negocio con la apertura de nuevas tiendas de juguetes en otras ciudades, la venta por catálogo y la publicidad en los medios. Pero su gran éxito llegaría en 1911, fijándose en las estructuras de construcción de un puente ferroviario ideó el Erector, un juguete de construcción —tipo Meccano— con piezas metálicas de diferentes tamaños agujereadas, tuercas, tornillos, poleas, engranajes, motores eléctricos… El Erector se presentó y comercializó en 1913 con un gran éxito de ventas y gran aceptación de la opinión pública («Educativo, instructivo y divertido«). Se convirtió en el juguete más popular de los EEUU y en 1916 la compañía se reestructuró y pasó a denominarse AC Gilbert Company.

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Los escasos recursos y las limitaciones de producción impuestas por la declaración de guerra obligaron a destinar parte de sus instalaciones a la producción de material bélico. Cuando el gobierno de los EEUU planteó la posibilidad de emplear la totalidad de las instalaciones de las fábricas de juguetes para el material bélico y aconsejó destinar el dinero de los juguetes que traía Santa en la compra de bonos de guerra, Alfred Carlton Gilbert, como presidente de la Asociación de Fabricantes de Juguetes, solicitó audiencia con el Consejo de Defensa Nacional… tenía 15 minutos para salvar la Navidad. Llegó junto a varios colaboradores y cada uno de ellos llevaba un kit de Erector. Mientras sus colaboradores montaban puentes, barcos o aviones, Gilbert comenzó un discurso en favor de los juguetes intercalando frases rotundas…

La mayor influencia en la vida de un niño son sus juguetes.
Los juguetes inician a los niños en el camino de la construcción y no la destrucción.
Nuestros soldados son los mejores tiradores en los campos de batalla de Francia porque les dimos rifles de aire comprimido cuando eran niños (¿?)

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El caso es que el discurso caló entre los miembros del Consejo de Defensa Nacional, de hecho terminaron ellos mismos jugando con el Erector, y concluyeron que los niños estadounidenses tendrían juguetes por Navidad. Al día siguiente, la prensa calificó a Alfred Carlton Gilbert como: «Man who saved Christmas for the children» (El hombre que salvó la Navidad para los niños). Otro tema es si lo hizo por su propio interés o por el llamado «espíritu navideño».