Esta noche regresa Juego de Tronos, la serie inspirada en la saga escrita por George R. R. Martin, un claro ejemplo de cuando la realidad supera la ficción. Por mucha crueldad y brutalidad que salpique las pantallas, algunos hechos históricos que sirvieron como referente a George R. R. Martin para sus novelas son todavía más crueles. A continuación reproduzco literalmente el artículo «7 veces que la historia fue más brutal que Juego de Tronos» publicado en la Vanguardia

El mundo que Juego de tronos presenta puede ser fantástico, con dragones y con aterradores zombies helados que llegan para acabar con los Siete Reinos y sus habitantes. Pero George R.R. Martin, el autor de la saga de libros en la que se basa la serie, se inspiró en la historia de la Europa medieval. Siguiendo el ejemplo de J.R.R. Tolkien -autor de El Señor de los Anillos-, de que Martin reconoce ser un gran admirador, Canción de Hielo y Fuego utiliza hechos históricos medievales para algunos de sus pasajes más memorables.

Y esos hechos históricos pueden llegar a ser más brutales que los que Martin narra en los libros o HBO muestra en la serie. Buena parte de Juego de tronos se basa en la Guerra de las Dos Rosas, que enfrentó a los Lancaster y los York por el trono de Inglaterra en el siglo XV, pero no es su única fuente de inspiración.

El cruel Eduardo de Westminster

Joffrey Baratheon, el heredero del rey Robert en el Trono de Hierro, bien puede que haya sido uno de los personajes más odiados de todo Juego de Tronos. Es sádico, arrogante, disfrutaba humillando y torturando a quienes están por debajo de él y, especialmente, a Sansa y a su tío Tyrion, lo que no le ganó la simpatía de prácticamente nadie, con excepción de su madre, Cersei.

Joffrey cometió muchos actos crueles y despreciables en la serie, pero hay una figura histórica concreta que sirvió de inspiración a George R.R. Martin para crearlo, y que está considerado un completo psicópata por la historia. Esa figura es Eduardo de Westminster, o Eduardo de Lancaster, nacido en 1453 como único hijo del rey Enrique VI, y al que se suele caricaturizar como un joven despiadado y sediento de sangre. Bajo el reinado de su padre se desató la Guerra de las Dos Rosas entre los Lancaster y los York y, para asegurarse el apoyo de un noble que había estado del lado de los York inicialmente, se casó con la joven Anne Neville, con la que se portaba de la peor manera posible. Un embajador del ducado de Milán escribió, en 1467, que el príncipe Eduardo, con sólo trece años, “ya no habla de nada más que cortar cabezas o declarar guerras, como si lo poseyera todo o fuera el dios del combate o el ocupante pacífico de ese trono”. Eduardo moriría en 1471, en la batalla de Tewkesbury.

Las dos “cenas negras”

Uno de los momentos más crueles, y más recordados, por los fans de Juego de tronos es la Boda Roja, la masacre de Robb Stark, todos sus hombres, su madre Catelyn y, en la serie, su esposa Talisa a manos de Walder Frey, que se venga porque Robb rompe su promesa de casarse con una de sus hijas. Que la matanza se produzca durante el banquete de la boda de Edmure Tully con Roslin Frey, violando las normas de la hospitalidad, no salió sólo de la imaginación de Martin, David Benioff y D.B. Weiss.

la Boda Roja

En 1440, el clan de los Douglas, rival del rey de Escocia, asistió a una cena en el castillo de Edimburgo en la que se les había prometido que estarían seguros y a salvo, y en la que parecía que podía encontrarse algún tipo de acuerdo entre ambas familias. Sin embargo, cuando el banquete estaba llegando a su fin, empezó a sonar un tambor y varios hombres del rey pusieron delante del jefe de los Douglas la cabeza de un jabalí, indicando que iban a matarlos a todos. Ese evento se conoce como la Cena Negra, y no es la única masacre presente en la historia de Escocia en la que quien ofrece refugio termina, en este caso, asesinado por sus huéspedes. En 1692, el clan MacDonald acogió en su castillo a un grupo de soldados del clan Campbell, su rival y aliados del rey de Inglaterra. Se había desatado una tormenta y los MacDonald se ofrecieron a darles refugio hasta que el temporal amainara. Lo que no sabían era que los soldados tenían órdenes de matar a todos los MacDonald, cosa que hicieron de noche, mientras todo el castillo de Glen Coe dormía. Ese hecho es conocido como la masacre de Glen Coe -una versión británica de «una noche toledana«-

El asedio de Constantinopla

La segunda temporada de ‘Juego de Tronos’ ofreció la primera gran batalla de la serie, la del Aguasnegras. La flota de Stannis Baratheon, que se considera legítimo heredero al trono, ataca Desembarco del Rey por el río, sólo para ser rechazada por el uso de Tyrion del fuego valyrio. Esta arma, desarrollada por los Maestres, arde con llamas verdes, no se extingue en el agua y destroza todo lo que encuentra a su paso, destruyendo los barcos de Stannis y a buena parte de su ejército.

El fuego valyrio está inspirado por el fuego griego, un arma incendiaria que utilizaba el Imperio Bizantino y que, efectivamente, ardía incluso en el agua y era imparable para los enemigos. Se utilizó para resistir los dos asedios que Constantinopla sufrió a manos de los árabes en los siglos VII y VIII, y los bizantinos nunca revelaron la composición química de esta arma, conocida también como fuego marino o fuego romano.

Los juicios por combate

Tyrion Lannister se ve sometido a juicio en dos ocasiones. En la primera, Lysa Arryn, en el Nido de Águilas, lo acusa de haber intentado asesinar a Bran Stark, y en la segunda, es directamente condenado por la muerte de Joffrey. En ambas ocasiones, Tyrion exige un juicio por combate y recurre a un campeón que luche por él. Todos sabemos cómo quedó Oberyn Martell, su campeón en el segundo juicio.

Estos duelos judiciales eran una figura reconocida en el derecho tribal germánico medieval, en el que las dos partes enfrentadas en un juicio podían recurrir a una lucha si no había testigos para apoyar ninguna de sus versiones. En las islas británicas hubo juicios por combate hasta prácticamente el siglo XVI.

El asesinato de Julio César

El destino de Jon Nieve ha tenido a los fans en ascuas durante este largo año que han tenido que esperar por la sexta temporada. Entre las especulaciones sobre su muerte no ha pasado desapercibido que la manera en la que ocurre, apuñalado por sus propios hermanos de la Guardia de la Noche, recuerda inevitablemente al asesinato de Julio César, en los idus de marzo del año 44 a.C.

Varios senadores de Roma conspiraron contra él para impedir que acumulara más poder en su persona, y lo apuñalaron entre todos en el mismo Senado. Nuevas investigaciones afirman que César se defendió y que recibió 23 puñaladas, de las que sólo una de ellas fue mortal.

El paseo de expiación

La humillación de Cersei al final de la quinta temporada, teniendo que regresar a la Fortaleza Roja a pie, y desnuda, por las calles de Desembarco del Rey tiene sus raíces en las leyes contra el adulterio de Francia entre los siglos XIII y XIV.

Expiación Cercei.

Solo las mujeres que cometían adulterio (aunque el adúltero verdadero fuera el hombre) tenían que pasear desnudas por la ciudad, expuestas al escarnio y la vergüenza públicos. Un castigo similar se le impone a la reina Ginebra en las leyendas artúricas, y también lo sufrió, en 1483, Jane Shore, amante del rey inglés Eduardo IV.

El incesto real en el Antiguo Egipto

La dinastía Targaryen en Juego de tronos se distingue por el incesto entre sus integrantes. Sus reyes no se casan con mujeres de otras familias para fomentar alianzas, sino que desposan a sus propias hermanas para mantener su sangre “pura”.

En el Antiguo Egipto, durante la época helenística, hubo también una dinastía que practicaba el incesto real, la ptolemaica. Fundada por Ptolomeo I, macedonio que había sido general de Alejandro Magno, reinó entre el año 305 y el 30 a.C. y fue la última dinastía del Antiguo Egipto. No sólo se dedicó a que se casaran entre sí los hermanos, sino que éstos también conspiraron para arrebatarse unos a otros el poder, envenenándose y traicionándose entre sí.