El 14 de diciembre de 1897 Fernando Primo de Rivera, Capitán General de Filipinas, firmaba el pacto Biac-Na-Bató con Emilio Aguinaldo y Fany, líder de los insurrectos filipinos. El pacto obligaba a las autoridades españolas a pagar una cantidad de dinero a los insurrectos y acometer ciertas reformas. Por su parte, los rebeldes se comprometían a poner fin a la lucha armada y sus cabecillas exiliarse a Hong Kong. Este acuerdo beneficiaba a ambas partes: los españoles podían centrarse en Cuba y los filipinos se tomaban un respiro (las disputas internas estaban minando su “revolución”). A pesar del acuerdo firmado, las pequeñas refriegas nunca cesaron. Los acuerdos no cumplidos irritaron a los exiliados y decidieron utilizar el dinero de la indemnización para comprar armas y reemprender la lucha… con el apoyo de los EEUU.

El 2 de junio de 1899, lo que quedaba del destacamento español de Baler se rindió dando fin a casi un año de sitio… eran los últimos de Filipinas. Tras el reconocimiento a su valor y el recibimiento como héroes en Manila, los supervivientes fueron repatriados a España. Pero no fueron los últimos, en el barrio de San Miguel en Manila quedó la cervecera San Miguel que 9 años antes había fundado Enrique María Barretto de Ycaza siguiendo la receta de los frailes agustinos.

San_Miguel

Un acuerdo con el ejército estadounidense le permitió al empresario seguir con la elaboración de cerveza y conseguir exportarla a Shanghai, Hong Kong y Guam en 1903, convirtiéndose en pionera en Asia y, todavía a fecha de hoy, en una de las más consumidas. A mitad de siglo, y tras abrir una fábrica en Hong Kong, deciden el más difícil todavía: “ser profeta en su tierra”. Para ello, se abre una nueva factoría en Lleida donde se combinará el saber de más de medio siglo elaborando cerveza, las nuevas tecnologías en el proceso de fermentación y la levadura asiática. A pesar del reconocimiento de su trabajo en forma de premios internacionales, San Miguel sigue innovando: en 2001 lanza la primera cerveza sin alcohol en España y en 2003 la primera ecológica. Hoy en día, y gracias a Herón de Alejandría, el inventor de la máquina expendedora en el siglo I, te puedes tomar una San Miguel bien fresquita en cualquier parte del mundo y a cualquier hora del día.

Aún así… #YLoMejorEstáPorLlegar