El Museo del Hermitage de San Petersburgo es una de las mayores pinacotecas y museos del mundo. La colección del museo ocupa un complejo formado por seis edificios situados a la orilla del río Neva, siendo el más importante el Palacio de Invierno, residencia oficial de los antiguos zares. Cuando la emperatriz Catalina la Grande adquirió una colección de 225 obras de pintura flamenca y holandesa al comerciante Johann Ernest Gotzkowski, se fundó el museo en 1764.

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El primero que utilizó los gatos al servicio de la corona rusa fue el zar Pedro I cuando trajo uno de Holanda. Más tarde, y debido al terror que su hija la emperatriz Isabel tenía a los ratones, se empleó una camada traída de Kazan en el Palacio de Invierno. Sería Catalina la Grande la que los llevaría al museo para proteger las obras de arte de los roedores adquiriendo el estatus de guardias oficiales. Los gatos del museo fueron testigos y sobrevivieron al derrocamiento de los zares, a la Primera Guerra Mundial, la Revolución de Octubre de 1917 y la posterior Guerra Civil, pero no pudieron hacerlo a la terrible hambruna desatada en la Segunda Guerra Mundial durante el sitio de Leningrado -ahora San Petersburgo-. El sitio duró casi 900 días, desde 1941 hasta 1944, y la escasez de alimentos provocó actos de antropofagia… y los gatos no corrieron mejor suerte. Cuando terminó el bloqueo, la ciudad comenzó a recuperar la normalidad y en esa normalidad también se incluía que los gatos volviesen a recuperar su puesto de trabajo. El problema es que se dejaron sin ningún control y a finales de los sesenta se habían convertido en un problema: había demasiados y campaban a sus anchas por todas las dependencias del museo. Así que, hubo que tomar medidas: se limitó su número a 70 (cuando exceden este número se dan en adopción) y se prohibió su entrada a las salas de exposición.

A fecha de hoy, el cuerpo de guardianes oficiales del museo se compone principalmente de gatos callejeros jerarquizados bajo un sistema de castas (aristócratas, casta media y casta baja) dependiendo de su zona de actuación y tienen documentos oficiales con su fotografía acreditando su condición de guardia oficial del museo. Las zonas alrededor del museo están salpicadas de señales de tráfico donde se advierte de la presencia de los felinos y la obligación de circular despacio. Aunque el museo no tiene presupuesto destinado a los gatos, no les falta comida ni cuidados veterinarios gracias a las donaciones de empleados y visitantes, incluso se celebra el día del Gato del Hermitage el 28 de marzo.

Y murciélagos que custodian dos antiguas bibliotecas de Portugal.