Los que seguís este blog ya sabéis que sólo soy un aficionado a la historia, así que en esta ocasión voy a echar mano del historiador Guillermo Fatás, Doctor en Filosofía y Letras y Catedrático del Área de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, para darle réplica a la consejera de Enseñanza de la Generalitat de Cataluña, Irene Rigau.

Rigau y Wert

El 4 de diciembre del pasado año, la consejera de Enseñanza de la Generalitat de Cataluña, Irene Rigau, abandonó la reunión de los consejeros de Educación con el ministro de Educación, José Ignacio Wert, al rechazar el nuevo borrador del anteproyecto de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Cuando el ministro calificó el catalán como lengua vernácula la consejera dijo:

Llamar vernácula a la lengua catalana es tratarla de manera despectiva, porque así era como se llamaba en Roma a la lengua de los esclavos.

Queriendo decir que se trataba al catalán como una lengua de segunda o hablada por ciudadanos de segunda… Independientemente de la nefasta actuación del ministro hasta la fecha, del contenido del anteproyecto en el que no voy a entrar por desconocimiento y la maldita costumbre de este país en cambiar el sistema educativo cada nuevo Gobierno, los palmeros que vitorearon el «zas en toda la boca», por la referencia histórica, de la consejera para dejar en evidencia al ministro… se equivocan.

Vernáculo/vernacle, tanto en castellano como en catalán proviene del latín vernaculus que significa «nacido en la casa de uno«. El uso que en Roma se daba a esta vocablo era diferenciar lo propio de lo que viene del exterior (esclavos nacidos en casa de los que vienen de fuera, aves vernáculas frente a aves exóticas, textos vernáculos para diferenciarlos de los griegos, romanos vernáculos como paisanos…). Igual que ella es una genuina catalana vernácula, nacida en Bañolas, el catalán es la lengua vernácula de Cataluña.

Como ya publiqué en su momento, el latín nos explica por qué cualquiera puede ser ministro – o su equivalente en una Comunidad Autónoma – pero no maestro.

Fuentes: Heraldo de Aragón (06/01/2013). Imagen: ABC