En 1940, y tras la batalla de Francia, alemanes y franceses firmaban un armisticio el 22 de junio de 1940 por el que Francia quedó dividida en una zona de ocupación alemana en el norte y el oeste, una pequeña zona de ocupación italiana en el sureste, y una zona no ocupada, la zona libre, en el sur. Esta zona libre sería el Régimen de Vichy, en el que, tras abolir la Constitución, adquiría plenos poderes el mariscal Henri Philippe Pétain. El mariscal tenía un pasado digno de mención (brillante militar que destacó en la Primera Guerra Mundial, miembro de la Academia de Ciencias Morales y Polí­ticas, ministro, miembro de la Academia francesa, embajador…) pero desde que se convirtió en Jefe de Estado… todo cambió: implantó un gobierno colaboracionista con los alemanes, se suspendieron las libertades públicas y las sesiones de la Asamblea Nacional, se persiguió a los judíos de procedencia extranjera… A los judíos de origen francés se les excluyó de la función pública y del ejército, y se les prohibió ejercer determinadas profesiones.

Tras esta prohibición, Pierre Masse, senador por el departamento de Hérault, le envió una carta a Petain:

Señor mariscal. He leído que declara que ya ningún judío puede ser oficial francés, ni siquiera los de ascendencia estrictamente francesa. Le agradecería que me dijera si debo ir a retirar sus galones a mi hermano, subteniente en el Regimiento 36 de infantería, muerto en Douamont en abril de 1916; a mi yerno, subteniente en el Regimiento 14 de Dragones, muerto en Bélgica en mayo de 1940; a mi sobrino, J.F. Masse, teniente en el 23 Colonial, muerto en Rehel en mayo de 1940. Mi hijo Jacques, subteniente en el batallón 62 de Cazadores Alpinos, herido en Soupir en junio de 1940, ¿puede conservar los galones? ¿Puedo dejarle a mi hermano la medalla ganada en Neuvile-Saint Vaast, con la que fue enterrado?

Aquella carta dejaba clara la traición del gobierno francés.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, Pétain fue declarado culpable de alta traición y condenado a muerte. La pena de muerte serí­a conmutada, debido a su avanzada edad, por la cadena perpetua. Y para terminar una perla del mariscal, refiriéndose a Franco:

La espada más limpia de Occidente

Fuentes e imagen: La Francia de Vichy, Aprender del pasado – José Manuel Pina