No es una religión de la Antigüedad ni una secta ni… es lo que tiene no saber idiomas y no viajar mucho.

En 1994, siendo entrenador el croata Mirko Jozić, la selección de Chile realizó una gira por Arabia Saudita para preparar las eliminatorias del Mundial de Francia 1998. Aquella selección que caería en octavos de final con Brasil tenía como estrella al jugador del Real Madrid Iván Zamorano. Entre los jugadores que formaron parte de la gira por Arabia Saudita estaba el joven guardameta Aníbal Pinto, jugador del equipo Melipilla de Segunda División, que nunca había salido de su país.

Poco antes de aterrizar, la azafata soltó un speech mientras repartía unos impresos de inmigración para cumplimentar. El pobre Aníbal, que no sabía inglés y por no preguntar, decidió fijarse en cómo lo hacía su compañero de viaje Luka Tudor, jugador del Universidad Católica, mucho más experimentado en estas lides… había jugado en Suiza y España.

Su compañero escribió Luka Tudor y él… Aníbal Pinto. Luego puso una fecha y él interpretó que era la fecha de nacimiento y así lo hizo. En el siguiente apartado Luka anotó «Católica» y Aníbal… «Melipilla»

El problema es que el epígrafe de este último apartado no era el equipo en el que jugaba, como pensó Aníbal, sino Religión.