Esta es la historia de Roy P. Benavidez, sargento de las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos (Boinas Verdes) durante la Guerra de Vietnam.

Un grupo de reconocimiento compuesto por 3 Boinas Verdes y 9 Montagnard (pueblos indígenas de las tierras altas centrales de Vietnam de los que lucharon junto a los soldados estadounidenses) fueron emboscados por los Vietcom en una zona selvática cerca del la frontera de Camboya. En la emisora de la base se repetía el mensaje desesperado «get us out of here» (sacadnos de aquí), y de fondo multitud de disparos. Sin pensárselo dos veces, y prueba de ello es que sólo llevaba un cuchillo, Benavidez saltó a bordo del helicóptero de evacuación cuando estaba despegaba de la base. Desde el aire comprobaron que la situación de sus compañeros era desesperada, pero no pudieron aterrizar cerca por la espesura de la selva y el fuego enemigo. Encontraron un claro a unos 70 metros de distancia de la posición, Benavidez cogió un botiquín y saltó del helicóptero. Mientras corría para llegar hasta sus compañeros recibió un disparo en la pierna y la metralla de una granada impactó en su cara y en la cabeza, aún así consiguió llegar. Se encontró con 4 muertos y el resto del grupo heridos de diversa consideración. Recuperó los documentos clasificados, suministró morfina a los heridos, organizó la defensa y avisó al helicóptero para que se acercase a su posición. Cuando el helicóptero trataba de despegar fue derribado. Junto al resto de supervivientes, con varias heridas más y llevando a los muertos, consiguieron llegar hasta los restos helicóptero donde montó un perímetro de defensa.

Después de 6 horas de defensa numantina consiguió marcar con botes de humo la posición del enemigo para que la aviación limpiase la zona. Cuando los helicópteros de evacuación consiguieron llegar, Benavidez cayó al suelo… había sido alcanzado 37 veces. Ya en la base, un cuerpo inmóvil, cubierto de sangre, con múltiples heridas y con los intestinos saliendo por la herida del estómago se puso junto a los muertos… era el cuerpo de Benavidez. Justo cuando estaba a punto de ser colocado en una bolsa para cadáveres, escupió en la cara de un médico para hacerle ver que todavía estaba vivo. Fue evacuado a Shaigón y pasó casi un año en hospitales para recuperarse de todas sus lesiones: siete heridas de bala, dos de bayoneta y 28 fragmentos de metralla repartidos por todo el cuerpo. En 1968 se le concedió la Cruz de Servicio Distinguido y en 1973 la Medalla de Honor. Falleció en 1998, a los 63 años, por una insuficiencia respiratoria.

Fuentes e imágenes: The New York Times, Psywarrior, U.S. Navy