Durante mucho tiempo hemos tenido la suerte de disfrutar de varios enfrentamientos entre el Real Madrid y el Barcelona, y la desgracia de contemplar como la rivalidad mal entendida desembocaba en tanganas en algunas ocasiones. Que pase entre aficionados, aún siendo criticable, es más entendible, pero es lamentable que ocurra entre profesionales. A veces, más de las necesarias, a los medios de comunicación también les gusta calentar los previos de los partidos y, al día siguiente, hacer crónicas más centradas en lo puramente extradeportivo. Las tanganas no son exclusivas del fútbol moderno pero, en tiempos de Franco, las crónicas evitaban meter el dedo en la llaga… por imperativo legal.

Tras un partido Madrid-Barcelona en la década de los cuarenta, los directores de los periódicos recibieron esta notificación:

A partir de esta fecha y a los efectos de informaciones y crónicas deportivas, fundamentalmente futbolísticas, este periódico habrá de observar, necesariamente, las siguientes instrucciones dictadas por la superioridad: no se podrá publicar más material que la denominada «película del partido» y el comentario a su desarrollo. Quedan prohibidas las incidencias que pudieran ocurrir ajenas al juego, y dentro de éste, todo lo que haya podido resultar antideportivo y aun dentro de las reglas del mismo, suprimiendo las tan usadas frases de «patadas alevosas», «juego subterráneo», agresiones entre jugadores, actos de gamberrismo entre el público… y en general todo aquello que pueda enconar o exacerbar las pasiones entre las distintas regiones españolas.

Fuente: Los años del NODO – Rafael Abella y Gabriel Cardona