La batalla de Verdún (1916), librada entre el 21 de febrero y el 19 de diciembre de 1916 en el nordeste de Francia, fue la más larga y una de las más sangrientas que enfrentó al ejército alemán y al francés durante la Primera Guerra Mundial -un cuarto de millón de muertos y alrededor de medio millón de heridos entre ambos bandos-. La ofensiva inicial del ejército alemán obligó a replegarse a los franceses que se atrincheraron y defendieron heroicamente el sitio de Verdún al grito de ¡No pasarán!. Uno de estos héroes fue el perro Satán, un cruce de galgo y collie adiestrado por el ejército francés como mensajero.

Verdún

Una de las posiciones estratégicas estaba siendo masacrada por lo alemanes, a sus defensores apenas les quedaba munición y poco, o nada, podían hacer ante el continuo bombardeo de la artillería. Eran momentos en los que hasta los ateos se encomienda a Dios y, de repente, una silueta negra atravesaba las líneas enemigas hacia su posición. Las francotiradores alemanes comenzaron sus apuestas para ver quién derribaba a aquella siniestra aparición. Uno de ellos hizo blanco en una pata y cayó… pero, para sorpresa de todos, se volvió a levantar y, cojeando, siguió corriendo hasta llegar a las trinqueras de los sitiados. Aquella extraña silueta era Satán con una máscara de gas (recordemos el gas letal), un mensaje al cuello y unas alforjas.

Satán

El mensaje decía:

¡Por el amor de Dios, aguantad! Mañana enviaremos refuerzos.

En las alforjas que portaba Satán había dos palomas. Anotaron los coordenadas de la artillería alemana y enviaron el mismo mensaje con los palomas. Una de ellas fue abatida pero la otra llegó a su destino. Con la información suministrada la artillería francesa consiguió silenciar a la alemana y liberar a sus compatriotas. Satán les salvó la vida.

Imagen: The Great War