Igual que existieron las cartillas de racionamiento, cuyo contenido dependía del poder adquisitivo, el 1 de octubre de 1940 se comenzaron a distribuir en los Ayuntamientos las «tarjetas de fumadores«.

Los requisitos para poder acceder a dicha tarjeta y conseguir el preciado botín:

  • Partida de nacimiento (sólo para mayores de edad)
  • Declaración jurada que acredita que se es fumador.
  • Certificado de buena conducta (emitido normalmente por el párroco).

Y otro… Ser hombre. Estaba mal visto que las mujeres fumasen: «eso es cosa de putas«.

Esta tarjeta da derecho a adquirir en las Expendedurías de esta ciudad, la cantidad de tabaco proporcional a cada saca durante los tres primeros días. Dicha cantidad se anunciará oportunamente y antes de comenzar la expendición de cada saca.

Como ejemplo esta publicación en ABC de noviembre de 1945 en la que se anuncia la venta de cigarrillos «Lucky»

Tal y como se están poniendo las cosas, no os extrañe que algún día volvamos a utilizar estas tarjetas.

Imágenes: Fernando Solís, Fotos de la Guerra Civil. Fuente: Los años del miedo – Juan Eslava Galán.