En broma o, peor aún, en serio todo el mundo se ha hecho esta pregunta alguna vez:

¿Cuándo moriré?

Muchos recurren a pitonisos/adivinos/saca cuartos, otros lo dejan al destino… los peores, meten sus datos datos en «la calculadora de la muerte» que circula por la red. Ninguno de los anteriores, ni ningún otro, tienen la respuesta a la terrible pregunta, pero en tiempos de la posguerra, y del hambre, en España apareció una inscripción en el cementerio de un pueblo que decía:

Si no eres estraperlista, hortelano o panadero este invierno aquí te espero.

Y lo que es muy cierto es que el hambre y la muerte son compañeras de viaje.

Fuente: Los años del miedo – Juan Eslava Galán.