Es un hecho conocido que el papel de la mujer en la historia ha pasado casi desapercibido. De ahí­ que sorprenda saber que en los sitios de Girona, durante la Guerra de la Independencia, tuvo un destacadí­simo papel el llamado batallón o Compañí­a de Santa Bárbara compuesto exclusivamente por mujeres-soldado. Como ellas, Agustina de Aragón en Zaragoza, o unos siglos atrás, Marí­a Pita en la Coruña, o Catalina de Erauso empuñaron las armas.

Es más, las mujeres también hicieron acto de presencia en las Cruzadas si bien no tomaron parte activa en la contienda salvo en contadas ocasiones. Por lo general, tení­an a su cargo el procurar agua y alimentos a los combatientes y cuidar de los suministros. Su participación se evidencia en historias como la de Florina, hija del duque de Borgoña, que partió hacia Tierra Santa en compañí­a de su prometido, Suenon, hijo del rey de Dinamarca ,con idea de casarse en una Jerusalén ya cristiana. Un sueño que no pudieron cumplir ya que murieron ambos antes de llegar a su destino en el transcurso de una emboscada en los desfiladeros de Capadocia.

También fue cruzada Leonor de Aquitania , quien partió a Tierra Santa en el año 1145 en compañí­a de su entonces esposo Luis VII de Francia. De su carácter dice mucho la forma con que dirigió la resistencia inglesa contra las pretensiones territoriales de Felipe Augusto de Francia, durante la permanencia de Ricardo Corazón de León, hijo de su segundo matrimonio con Enrique Plantagenet, en Tierra Santa ; o cuando con más de ochenta años, viajó a Castilla para asistir a los esponsales de su nieta Blanca de Castilla con Luis VIII de Francia.

Si queréis conocer a más mujeres de armas tomar os recomiendo el último libro de Mª Pilar Queralt, «Mujeres de vida apasionada y muerte trágica«. Una galerí­a de personajes femeninos que abarca desde la mí­tica Jezabel a Diana de Gales y que tienen en común haber entregado su vida a una causa ideológica, polí­tica, artí­stica o sentimental.