Aunque a muchos les moleste nuestra historia está impregnada de costumbres, arte, vocablos, usos, ritos y tradiciones de los pueblos prerromanos (í­beros, celtas…), de Roma, de los visigodos, de los árabes y, sobre todo, del catolicismo. Somos herederos, para bien o para mal, de todo nuestro pasado.

Y todo esto viene a cuento de la última chorrada/iniciativa que ha promovido el «Movimiento Hacia un Estado Laico » (Mhuel). Estos desfaenaos (definición que mi abuelo hacia de la gente ociosa que se preocupa por cuestiones banales, sin pena ni gloria que sólo sirven para joder) han presentado una instancia en el registro del Ayuntamiento de Zaragoza para que la jaculatoria «Bendita y alabada» que se escucha por la megafoní­a del Pilar tres veces al dí­a sólo se escuche dentro de la Basí­lica.

Me gustarí­a precisar alguna cosa:

  1. Se produce a horas intenpestivas que pueden molestar  (9.00, 12.00 y 20.00).
  2. Cantada por voces desagradables (lo cantan los infanticos del Pilar cuyas edades oscilan entre los 8 y los 12 años)
  3. Texto hiriente y ofensivo:  «Bendita y alabada sea la hora en que Marí­a Santí­sima vino en carne mortal a Zaragoza. Por siempre sea, por siempre sea bendita y alabada».

El periódico Heraldo de Aragón se hizo eco de la noticia y propuso una encuesta en su web (¿se debe evitar que se escuche en el exterior?), el resultado lógico:

  1. No, porque es un signo de identidad de la ciudad – 83,4%
  2. No, porque es un elemento turí­stico – 3,4%
  3. Sí­, porque las manifestaciones religiosas deben desarrollarse en el interior de los templos – 13,1%

Con la Virgen del Pilar no pudieron ni los franceses ni las bombas y van a poder estos desfaenaos.

Siguiendo un criterio coherente también podrí­an pedir que se supriman la Romerí­a del Rocí­o, las procesiones de Semana Santa, la cabalgata de Reyes, la Feria de San Isidro, la Ofrenda floral de la Virgen del Pilar, hogueras de San Juan, camino de Santiago… Todas ellas son manifestaciones religiosas , tradicionales y populares, que se desarrollan fuera de los templos. Siento lástima de vosotros por todo el trabajo que tenéis.