Los asedios fueron práctica habitual para la toma de plazas o fortificaciones en la Edad Media. El cerco podí­a prologarse durante mucho tiempo hasta que los sitiados rindieran la plaza por falta de agua, alimentos o, simplemente, por no encontrar salida. Pero detrás de un asedio existen consecuencias, para sitiados y sitiadores, que siempre habí­an pasado desapercibidas. Aquí­ está HdH, y gracias a José Julio, para mostrar, como ejemplo, lo que ocurrió tras el asedio de Montsegur.

Con la colaboración de José Julio Gómez,  podéis encontrar más trabajos en Siglo XXI