En a batalla de Zama, 202 a.C., el ejército cartaginés y el gran Aní­bal – azote de los romanos -  eran derrotados por Escipión «el Africano». Se firmó un tratado de Paz que, como los anteriores, dejaba a Cartago tocado, y casi hundido. Así­ que, Aní­bal (el mejor estratega de la Historia) cambió su papel militar por el de polí­tico. Trató de recuperar el imperio perdido pero eran muchas la presiones y restricciones a las que estaba sometido por Roma y por sus enemigos dentro de Cartago.

Aní­bal tuvo que exiliarse y se ofreció a cualquier enemigo de Roma: Antí­oco de Siria, Prusias de Bitinia… Su juramento de «odio eterno a Roma», hecho en su juventud, le marco toda su vida. Sólo y acorrolado por Roma, decidió suicidarse ingiriendo un veneno. Sus últimas palabras:

Libremos a Roma de sus inquietudes, ya que no sabe esperar la muerte de un anciano.