Hace unos dí­as me llegó un mensaje sobre historias de la ciencia en el que se demuestra como el pasado condiciona el presente y decidí­ utilizarlo para este post. Al final comprederéis el tí­tulo tan «chocante».

Los transbordadores espaciales de la NASA tienen 3 tanques de combustible: el principal (desechable) y dos tanques auxiliares (recuperables). El tamaño de estos dos tanques, auxiliares, no es caprichoso. Viene determinado por el tamaño del culo de los caballos (¿?).

Estos tanques se fabrican en Utah, para llegar hasta la base de lanzamientos en Cabo Cañaveral (Florida) tienen que viajar en tren atravesando las Rocosas. Los túneles que las atraviesan sólo permiten éste tamaño.

El tamaño de los túneles viene determinado por el del tren, concretamente por la distancia entre raí­les (en EEUU 1,4 metros). A su vez, esta ancho de ví­a se debe a los ingenieros ingleses que construyeron el ferrocarril americano (así­ utilizarí­an las máquinas fabricadas por ellos).

Esta ancho de ví­a «inglés» se debí­a a que ya se utilizaba por los tranví­as ingleses y los constructores de los tranví­as eran los mismos que antes fabricaban los carros tirados por animales (la cosa va tomando forma).

Las dimensiones de los carros se deben a las roderas de los caminos. La inmensa mayorí­a de los caminos principales tení­an su origen en las calzadas romanas. Estas calzadas tení­an la media exacta de los carros romanos (no las cuadrigas).

Y para cerrar el cí­rculo, esos carros debí­an tener la suficiente separación para no molestarse los dos caballos, las ruedas no debí­an coincidir con las pisadas de los caballos ni estar muy separadas para poder cruzarse los carros.  Así­ que, se tení­a que tener en cuenta el culo de los caballos para construir los carros.
Por tanto, el tí­tulo del post queda, sobradamente, demostrado. ¿No?


Foto: Animalí­a