La gran desconocida en la historia del Cid, así­ es como define Magdalena Lasala su novela.8484605981+

Una novela que te servirá para conocer a una gran mujer de su tiempo, y de cualquier tiempo, ocultada, hasta esta publicación,  por la gran sombra del caballero más grande de nuestro medievo, el Cid. Relacionando datos, interpretado frases sueltas, vinculando fechas, analizando estudios, encadenando hechos y salpimentando con un poco de imaginación (propia de la gran «contadora» de historias que es) da como resultado el mejor guión de la vida de Jimena. Una obra en la que una actriz secundaria pasa a interpretar el papel protagonista que la Historia le ha robado.

Doña Jimena nos cuenta su vida, relatada en primera persona desde su retiro en el monasterio de San Pedro de Cardeña. Sus orí­genes nobles, astures, le hacen pasar al servicio de doña Urraca (otra mujer que merece… ¿no Magdalena?) hija del rey Fernando I de León y Castilla. En la corte de León y entre disputas por el reino repartido a la muerte de Fernando conoce al Cid. Se desposará con el Cid y se verá envuelta en la relación de amor-odio entre su esposo y Alfonso VI, el nuevo rey de León, Castilla y Galicia. Tendrá que ocuparse de sus hijos y de las posesiones de la familia durante el primer destierro del Cid y le acompañará en el segundo. Tras muchos golpes que le asesta el destino, y sobreponerse a todos, llega a encabezar el reino de Valencia (heredado del Cid) en su lucha contra los almorávides.

Este párrafo (genial) describe el papel que tuvo que asumir:

«Me embarga una sensación extraña; mi condición de hembra estaba ahora aplazada, yo tení­a que ocuparme de preparar una guerra, y no habí­a asistido al parto de mi hija, esa vida que traí­a mi hija; mi existencia y mi condición estaban trastocadas, pero no añoraba nada, mi furia por creer que Valencia podí­a ser salvada me hací­a entender que no hay condición de hembra ni de varón cuando la convicción es más fuerte, cuando el destino enarbola como una bandera y no puedes evitar su mando.»

Si con «Agustina de Aragón» dije que sirviera para reivindicar el papel protagonista de las mujeres en la Historia, aquí­ añadirí­a «el papel protagonista de las actrices de reparto de esa gran pelí­cula que es nuestra Historia«.

Gracias amiga.

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