Biac-Na-Bató fue un pacto firmado por las autoridades españolas y los rebeldes filipinos el 14 de diciembre de 1897, tras cinco meses de negociaciones.

Se nombró a Pedro Alejandro Paterno, estadista filipino, como mediador entre  Fernando Primo de Rivera, Capitán General de Filipinas,  y Emilio Aguinaldo y Fany (cabecilla de los rebeldes).

El pacto obligaba a las autoridades españolas a pagar una cantidad de dinero a los insurrectos y a acometer ciertas reformas. Por su parte, los rebeldes se comprometí­an a poner fin a la lucha armada y exiliarse a Hong Kong. Se acordó el pago de una indemnización de 800.000 dólares que debí­a hacerse en tres cuotas:

  • 400.000 dólares cuando Emilio Aguinaldo y otros 25 insurrectos abandonasen el paí­s rumbo a Hong Kong (hasta que se pagó esta parte los rebeldes mantuvieron como rehenes a dos oficiales españoles)
  • 200.000 dólares cuando el número de armas entregadas ascendiese a 800.
  • el último pago se harí­a cuando las armas entregadas llegasen a 1.000 y se declarase la amnistí­a general.

Este acuerdo beneficiaba a  ambas partes,  los españoles podí­an centrarse en Cuba y los filipinos  se tomaban un respiro (las disputas internas estaban minando su «revolución»). El último pago nunca se llegó a realizar y tampoco se declaró la amnistí­a general (las pequeñas refriegas nunca cesaron).

Miguel Primo de Rivera, sobrino y secretario personal de Fernando, envió una carta a Emilio Aguinaldo prohibiéndole regresar a Manila. Los acuerdos no cumplidos y la carta provocaron la ira de los exiliados. El dinero de la indemnización se utilizó para comprar armas y volver a revelarse contra los españoles.