Para situarnos, Esquilo era un dramaturgo griego nacido en Eleusis, cerca de Atenas. Fue el primero de los grandes trágicos de esta ciudad. Predecesor de Sófocles y de Eurí­pides, es el fundador de la tragedia griega. Combatió contra los persas en Maratón, el 490 aC, en Salamina, el 480 aC, y posiblemente, en Platea, el año siguiente.

El bueno de Esquilo se le ocurrió acudir al Oráculo de Delfos (lugar sagrado donde los griegos preguntaban a los Dioses sobre su futuro) para conocer su futuro y más en concreto sobre su muerte. La revelación del Oráculo fue categórica:

Morirás aplastado por una casa.

Intentando eludir su destino se trasladó a vivir fuera de la ciudad. Allí­ viví­a feliz, cual perdiz en primavera, cuando ocurrió algo imprevisto. Un quebrantahuesos planeaba con una tortuga entre sus garras, buscando una roca contra la que soltar la tortuga y poder darse un festí­n al romper el caparazón. Este quebrantahuesos no debí­a ser un lince, visualmente hablando, y confundió la cabeza de Esquilo con una roca. Así­ que soltó la tortuga contra la cabeza y el resultado… No hace falta decir como quedó el bueno de Esquilo.

Esquilo inaugura la sección Muertes Extrañas.