El desastre del Barranco del Lobo fue una derrota sufrida por los españoles el 27 de julio de 1909 en la zona montañosa del Rif, en las proximidades de Melilla. Este enfrentamiento tuvo su origen en la compra de explotaciones mineras por parte de empresas españolas a El Rogui, el lí­der de las tribus rifeñas independientes de Marruecos y rebeldes al sultán Abd al-Aziz. Cuando El Rogui vendió las explotaciones mineras, muchas tribus, que antes le había apoyado, se sintieron traicionadas y hostigaron a los trabajadores de las minas consiguiendo paralizarlas. Peor suerte corrió El Rogui, ya que fue apresado por el sultán de Marruecos y encarcelado hasta su muerte. Presionado el Gobierno español por las compañí­as mineras y por el gobierno francés, por sus intereses económicos en la zona, consiguió volver a ponerlas en marcha.

Barranco del Lobo – Augusto Ferrer Dalmau

Todo estallarí­a el 9 de julio, cuando los rebeldes rifeños atacaron las obras del ferrocarril destinado a la exportación del mineral extraí­do y mataron a varios trabajadores. Cuando la noticia llega a Madrid el gobierno, presidido por Maura, decidió movilizar a los reservistas. Esta movilización generó muchas protestas y manifestaciones contrarias al enví­o de tropas, teniendo su expresión más dramática en la Semana Trágica barcelonesa (26 de julio al 2 de agosto).

Tras varios dí­as de escaramuzas, el 27 de julio de 1909, un columna dirigida por el General de Brigada Guillermo Pintos fue sorprendida y atacada en el barranco del Lobo. Se produjo una matanza en la que perdieron la vida más de 1.000 soldados españoles (entre ellos el General Pintos). El atraso militar de las tropas españolas, la sorpresa y la complicada orografí­a del terreno dieron lugar a aquella masacre. El gobierno español siguió enviando tropas hasta acumular más de 40.000 efectivos en la zona. En el mes de noviembre, el ejército español consiguió controlar la zona de Melilla y las explotaciones mineras.