Tribunal de la Sangre era el nombre que los holandeses dieron al Consejo de Tumultos o de las Aflicciones.

Fue creado en 1567 por Fernando Álvarez de Toledo, tercer Duque de Alba y gobernador de los Paí­ses Bajos, con el fin de acabar con la rebelión de aquellos territorios y extirpar la herejí­a protestante. Fue un instrumento de centralización polí­tica, pues tuvo capacidad para intervenir en todos los territorios y sobre todos los sectores sociales, incluida la «intocable» nobleza (condes de Egmont y Horn).

Juzgó y confiscó propiedades a más de 12.000 personas de las cuales ejecutó a unas 1.000; sin embargo, no sólo no logró pacificar, sino que extendió el malestar por la dominación española. El horror que causó el Duque de Alba y su «Tribunal de la sangre» quedó reflejado en esta pintura de la época donde aparece el Duque comiéndose a un niño:

Tras la sustitución del Duque de Alba por Requesens en 1573 fue suprimido en un intento por aplacar el descontento con medidas conciliadoras.