Este post tendrí­a que versar sobre mi viaje a Jordania, pero al regresar me encuentro con la terrible noticia del fallecimiento de nuestro «maestro» Juan Antonio Cebrián. Cuando me he enterado no podí­a creerlo, mi cabeza rechazaba la idea de su muerte; una persona tan vital, positiva, alegre, divertida y que todaví­a tení­a tanto que enseñarnos no nos podí­a abandonar, pero nuestra fiel compañera de viaje – la muerte – se ha debido equivocar, no nos puede arrebatar a una de las personas que nos acompañó, enseñó y apasionó tantas madrugadas, tantas historias, tantas tertulias, tantas …
Reconozco que no he tenido el valor de escuchar los programas que me perdí­ por las vacaciones, espero poder hacerlo algún dí­a. Nadie podrá reemplazar al «Cebri». Me hubiese gustado conocerte personalmente, sé que eres de las personas que merece la pena conocer, pero me quedaré con varios e-mails que nos cruzamos y agradecerte siempre que desde este blog podemos recordarte con aquella pequeña entrevista.
De corazón, hasta siempre MAESTRO. Mi más sentido pésame para tu mujer y tu hijo Alejandro.