1.- ¿El primer libro que te marcó o te impresionó? ¿Qué edad tení­as?

Mi primera lectura fue «Las aventuras de Tom Sawyer», del escritor Mark Twain», apenas cumplidos los ocho años. Me convertí­ desde entonces en una lectora apasionada de todo lo que caí­a en mis manos. A los doce años leí­ «Las Mil y Una Noches», y su descubrimiento me impactó definitivamente.

2.- ¿Tu primer libro que tuvimos la suerte de ver publicado?

El primer libro fue un poemario: «Frágil Sangrante Frambuesa», en 1990. Antes habí­a publicado relatos y colaboraciones, y un primer cuento con ilustraciones en edición independiente al que tengo mucho cariño: «Sobre pájaros», en 1987.

3.- Escritores y libros preferidos, releí­dos, especiales, etc.

«El amor en los tiempos del cólera» de Gabriel Garcí­a Márquez sigue siendo de mis preferidos y releí­dos. También «El retrato de Dorian Grey», de Oscar Wilde, los relatos de Jorge Luis Borges, «El buscón» de Quevedo, los sonetos y las qí¢sidas de Garcí­a Lorca, «La voz a ti debida» de Pedro Salinas, «Sinhué El Egipcio», de Mika Waltari… hay muchí­simos más que también me han forjado como lectora y como escritora.

4.- ¿Cuánto puede durar la labor de documentación de un libro y cuáles son tus fuentes?

La labor de documentación es extensa y dura mucho tiempo, meses incontables, y en realidad no termina de acabarse sino con la propia edición del libro. Las fuentes las suelo indicar en la bibliografí­a que incluyo al final de mis novelas históricas.

5.- Momento o momentos históricos más importantes de España

Sin duda el actual. También me gusta destacar que nuestra segunda mitad del siglo XI fue definitiva para configurarnos como cultura.

6.- Si la realidad histórica de España es sólo una, siendo las fuentes, en teorí­a, las mismas ¿cómo se puede contar nuestra Historia de formas tan dispares?

La historia la vamos haciendo todos, dí­a a dí­a, pero es pasado. La perspectiva histórica se adquiere después del acontecimiento, y son inevitables las versiones, las interpretaciones, las visiones, porque la historia sólo se puede contar. Pero es preciso aprender de ella, aprender lo que sirvió y lo que no para forjar con sus lecciones el futuro que queremos conseguir. Es bueno contemplar la historia desde distintas perspectivas, porque eso nos ayuda a relativizar las cosas y a extraer sus lecciones ocultas.

7.- ¿Quién es tu mentor en tu pasión por la Historia/Literatura?

Escribo desde los ocho años y amo la Historia desde siempre. No encuentro en mí­ más «mentor» que mi propio gusto por descubrir los misterios que guardan la Literatura y la Historia.

8.- ¿Estamos ante el año del cine histórico en nuestro paí­s, tras el estreno del Capitán Alatriste y de los Borgia?

Creo que sólo son el comienzo. El cine español es capaz de hacer muy buen género histórico, y veremos muchos más proyectos en el próximo año.

9.- ¿Tus aficiones «secretas»?

No hacer nada. Y de vez en cuando lo practico.

10.- Un dí­a perfecto serí­a …

Hoy mismo. Nada ocurre por casualidad y encontramos que cada cosa es la perfecta que tení­a que ocurrir para aprender lo que tení­amos que aprender. Te das cuenta que todo está en orden.

Puedes añadir algo de tu «cosecha» si lo estimas oportuno.
Un poema de mi próximo poemario que saldrá en 2007, titulado «Y ahora tú pasas la mano osadamente», en la Editorial Huerga&Fierro:

Nunca habí­a amado tanto
una ciudad,
esta ciudad convicta y sabedora
-centinela puntual de nuestras huellas-,
sus calles secundarias,
sus miradores colmados de caricias,
sus escaparates
apagados por la noche,
esos que recorrí­ con mi espalda
recibiendo tu boca descarriada
contra la mí­a,
sus bares clandestinos,
sus esquinas huérfanas de semáforos
y gozosas
con nuestro tacto de ciegos depravados,
sus parques de madrugada,
su silencio de agosto rendido
a la gloria sin sábanas y sin prisa
de nuestro pecado.
No hay pájaros
en la memoria de tus besos prohibidos,
hay un claxon perdido como un eco
de gemido, hay un timbre, un ascensor
encabalgado entre dos pisos,
camareros de labios sellados
y faros suicidas
como nosotros.
Si tuvieran brazos las calzadas desnudas
me estrecharí­an, como tú,
en las noches de verano.
Esta ciudad no tiene secretos para mí­,
ni uno solo de sus rincones
me es extraño.
Salgo a sus calles y te deseo
sin remedio.
Magdalena Lasala